Capítulo I Impotencia

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Es lunes o miércoles; no, creo que es domingo, la verdad es que no lo recuerdo, ya perdí la cuenta de las horas, los días. No recuerdo casi nada del porqué estoy así.

Lo único que sé es que estoy en este estado desde el día en que entré en un profundo sueño, el cual no he podido despertar hasta ahora.

Pero a qué se debe todo esto? Fácil, por el simple hecho de que estoy en un coma profundo; uno demasiado profundo, no sé el cómo, ni el porque sucedió, no sé nada y me desespera mucho,siento que voy a enloquecer, porque todo esto es muy extraño para mí y no sólo por el hecho de que no he conseguido despertar; más bien se podría decir que esto es lo más normal, sino porque siento que soy un fantasma,un espíritu,un alma, no sé cómo nombrarlo, pero puedo ver a mi cuerpo inerte que yace sobre la cama del hospital, puedo ver todas las personas que vienen a visitarme, puedo ver como las enfermeras cuidan a los demás pacientes, puedo ver cómo pasan el día y la noche, puedo escuchar todo lo que sucede, todo lo que dicen, todo lo que lloran por mí, pero nadie puede verme, escucharme, nadie puede sentirme.

Es por eso que me siento como un alma que deambula solitaria. Incluso, se me hace extraño que hasta ahorita no me haya vuelto loco, por la impotencia de no poder hacer nada y por la soledad que siento.

He intentado hacer de todo para conseguir hacer reaccionar a mi cuerpo, pero nada, ni siquiera un pequeño movimiento del dedo meñique. Trate de hacer todo tipo de ruidos para que logren escucharme; grité, aplaudí, incluso hasta maullé, pero tampoco conseguí nada.

Escucho la puerta de la habitación abrirse, no hago nada para moverme del sofá, más bien pongo mis pies sobre la mesita que está cerca. Veo que la persona que está entrando a la habitación es mi madre.

- Hola Douglas. Me saluda cerrando con delicadeza la puerta. Perdón por llegar tan tarde, pero Emma no quería comer su merienda.

Al escuchar el nombre de mi hermana me levanto de golpe, hace tanto que no sé de ella. Me pregunto porque no la habrán traído a visitarme.

- De seguro la extrañas. La escucho decirme. Sabes ahora volvió a preguntar por vos. Me dice,sentándose en la cama y tomando mi mano.

- Ésta ves no supe que contestarle. Me acaricia mis dedos con ternura. Ya no sé que más decirle, cada vez pregunta más por vos.

- Dile la verdad. Le digo acercándome a ella lo suficiente para poder tenerla a 1 metro de distancia.

-Seguro quieres que le diga la verdad. Me dice acariciando mi castaña cabellera. Pero tienes que entenderme, no sé cómo decirle a una niña de 3 años de que quizás nunca vuelva a ver a su hermano. Ahora acaricia suavemente mis mejillas, mientras derrame gruesas lágrimas por sus sonrojadas mejillas.

Me acerco para abrazarla; no me gusta verla mal, mucho menos llorar, pero cuando la abrazo no puedo sentir su calor corporal.
-No puede ser. Digo con desesperación, la abrazo más fuerte, quiero sentir su calor, su cariño, lo extraño tanto.

-Ayy mi amor!! No sabes cuanto te extraño. Me dice echándose encima de mi cuerpo para poder abrazarlo.
-Lo siento mucho mamá. Acaricio su rubio cabello, está todo desemarañado y seco.

-Extraño tú voz, tú sonrisa, tus hermosos ojos azules llenos de alegría,dulzura. Solloza desconsoladamente, acariciando de nuevo mi cabellera.

-Tienes que despertar hijo. Dice mirando hacia los ojos cerrados de mi cuerpo. Tienes que ver a tu hermanita crecer;ella también te extraño mucho.

-Y yo la extraño aún más. Murmuro agachado mi cabeza.

-Tienes que seguir practicando fútbol. Esta vez me toma de los hombros. Recuerdas tú sueño de entrar a la selección del país, tienes que cumplirlo hijo. Tienes que despertar hijo, por Dios..!! Tienes que decirnos quién te hizo esto.
-Que..??!! Alguien fue el que me causó todo esto. Miro sorprendido a mi madre por tremenda confesión que hace.
No puede ser. Cómo es que no puedo recordar nada.

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