Little Quileute

17 / Good girl

El viaje de regreso a la casa fue cálido pero ventoso, al menos para Josie lo era. Ella había elegido sentarse en la parte trasera del camión con Paul, ya que él habría estado solo porque solo había tres asientos. Ella estaba tentada de decirle que se metiera, pero ambos chicos eran bastante musculosos y amplios, sin mencionar que Paul todavía no podía soportar la vista de Bella.

Así que, en cambio, Josie se sentó acurrucada en el pecho desnudo y maravillosamente esculpido de Paul. Ella había tratado de mantener su mente y sus manos para sí misma, pero todavía estaba ansiosa por cómo eran sus amigos, ya que había comenzado a pasar sin pensar sus uñas sobre su brazo venoso.

Ella tampoco lo había hecho a propósito, sus dedos de alguna manera trabajaron ellos mismos para dibujar patrones en su piel.

Paul había estado haciendo todo lo posible para mantenerse enfocado en la línea de los árboles, para ver si algo estaba al acecho, pero sus dedos eran como una droga. Eran delicados, suaves y sus uñas estaban perfectamente en forma de almendra que solo hacía que sus manos se vieran mucho mejor.

Paul quería reírse de sí mismo. Se suponía que debía ser el idiota y míralo, cayendo débil por la vista y el tacto de los dedos inocentes de Josie.

Tuvo que evitar que su imaginación se desviara varias veces cada vez que un escalofrío bajaba por su columna vertebral.

Tenía tantas ganas de saber cómo se veían sus bonitas y pequeñas manos envueltas alrededor de él o cómo se sentían sus uñas clavándose en su espalda. Pero él sabía que ella no estaba lista para eso.

Los tres lo sabían.

Pero, definitivamente lo pensaron todo el tiempo: el deseo de su toque era demasiado fuerte para ignorarlo para cualquiera de ellos.

Pero, desafortunadamente, eso significaba que todos podían escuchar sus fantasías constantes. La manada había estado bromeando con los tres chicos desde que Jake cambió por primera vez.

Paul estaba seguro de que ahora se estaban riendo.

"Paulie". Josie dice poniendo sus labios en un lindo puchero. Sus ojos se giran hacia su cabeza que descansa sobre su pecho solo para verla mirándolo.

Pensó que el apodo era ridículo y sabía que todos los demás también lo hacían cuando todos se burlaban mediante el vínculo mental. Aún así, a él le encantaba, solo porque salía de sus labios.

Así que él le responde con una sonrisa.

"¿Sí, pequeña cierva?" Pregunta, pegando los ojos a los árboles. Josie se sonroja por el nuevo apodo.

"No es justo. Solo tengo un apodo para ti". Josie se queja, poniendo uno de sus dedos contra su pecho, tratando de ser severa.

Él agarra su dedo, tirando de ella más cerca de él. Él la mira con una expresión severa: una advertencia de que se comporte. Ella se sonroja ante su dominio, casi queriendo empujarlo.

Pero, de alguna manera, ella lo sabía mejor.

"¿Prefieres que te llame Josephine?" Paul pregunta, inclinándose más cerca de su oreja. Su nombre completo sale de su lengua como miel.

Josie traga densamente por el tono bajo y suave de su voz. Era casi amenazante, como si ella fuera su presa. Un escalofrío corre por su columna vertebral mientras su aliento caliente le hace cosquillas en el brode de su oreja y parece encender un fuego en el costado de su cuello.

Ella no puede evitar que sus ojos parpadeen hasta sus labios sonrientes. Ella estaba prácticamente conteniendo la respiración, su corazón demasiado fuerte y su presencia demasiado magnificante para que ella pensara con claridad.