One Shots Random

Recompensa de Entrenamiento.

Contexto:

Durante el caos de la Guerra del Santo Grial, se formó una alianza inesperada. Scáthach había aceptado a Bazett y Shirou como sus alumnos y últimamente ha estado muy satisfecha con su progreso. Sumando los crecientes sentimientos entre los tres, lo que debía hacer a continuación era. Obvio para la Reina de las Sombras.

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—¡Muy bien ustedes dos! Eso es suficiente por hoy. —Dijo Scáthach mientras dejaba sus dos lanzas y las dejaba dispersarse en motas de luz.

En el momento en que terminó su frase se escuchó el sonido de dos personas cayendo al suelo, lo que la hizo abrir los ojos con sorpresa.

En el suelo yacían ahora Emiya Shirou y Bazett Fraga McRemitz, ambos inconscientes. Desde que Bazett convocó a la Reina de las Sombras y luego conoció a Shirou, Scáthach había decidido tomarlos a ambos como sus alumnos. Sin duda, los dos jóvenes tenían el talento suficiente para convertirse en excelentes guerreros. Y estaba muy feliz de ver a los dos superar todas las expectativas que tenía para ellos.

Pero eso de ninguna manera significaba que lo iban a tener fácil. Fue exactamente por eso que los empujó aún más, y también por qué actualmente estaban inconscientes. Se negaron a detener el entrenamiento hasta que ella considerara que había terminado, lo que merecía elogios. En realidad, tal vez mereciera una recompensa mejor que esa.

Una idea que se pudrió en la mente del sirviente desde hace un tiempo. Sí, ya era hora de recompensar a sus alumnos por su arduo trabajo, después de que descansaran, por supuesto. Así que los levantó a ambos con una sonrisa y luego los llevó a la cama, solo una cama singular para ambos, por supuesto.

Ver a esos dos despertarse abrazados sería una gran alegría para ella. Le recordó lo infantiles que todavía eran los dos a pesar de su edad. Actuando como si no se sintieran atraídos el uno por el otro. Bueno, ella tenía la idea de cómo solucionarlo.

Al día siguiente, la mañana fue tan caótica como Scáthach esperaba que fuera. Primero vino el pánico, luego la confusión y finalmente la ira contra el sirviente. El desayuno estuvo dominado por un silencio incómodo y Bazett y Shirou no se atrevieron a mirarse a los ojos. Afortunadamente, la incomodidad no duró mucho después de eso.

El día transcurrió prácticamente con normalidad. Por alguna razón, Scáthach había decidido darles a ambos un día libre sin entrenamiento, lo que por supuesto tuvo el efecto contrario, ya que ahora ambos esperaban algún tipo de entrenamiento sorpresa. Pero nunca llegó. Cuando se puso el sol y terminó el día, Shirou se retiró a su habitación, creyendo que este sería el día más normal que había tenido en mucho tiempo.

Esa creencia se hizo añicos cuando, después de cierta conmoción en el pasillo, la puerta de su habitación se abrió de golpe y una figura salió volando hacia él. Abrió los ojos después del choque del suyo y de otro cuerpo, y fue recibido con Bazett con un top corto y pantalones cortos, su ropa de dormir, encima de él. Una Bazett que parecía estar al borde de las lágrimas mientras se ponía más roja a cada segundo.

—¡¿Bazett?! ¿Qué es-…? —Ni siquiera terminó de interrogarla cuando notó la figura todavía parada en la puerta. Scáthach les sonreía a ambos mientras vestía lencería de color púrpura oscuro que hacía que toda la sangre de Shirou corriera escaleras abajo.— ¡¿Shishou?! ¿Qué eres…?

Sus palabras murieron en su garganta cuando Scáthach se acercó para unirse a ellos en el futón.

—Creo que eso es bastante obvio, mi querido estudiante~ He considerado que ambos merecen una recompensa. Así que les daré a ambos un pequeño empujón divertido.