Querido diario,
Hoy fue un día muy diferente y especial. Mariana, mi madrina, y yo jugamos a algo muy extraño pero divertido. Me convertí en su bebé por un día. Sí, ¡lo sé! Suena loco, ¿verdad? Pero déjame contarte cómo sucedió todo.
Todo comenzó cuando papá y yo fuimos a visitar a mi madrina. En el camino, papá me explicó que Mariana estaba pasando por un momento difícil debido a que perdió a su bebé. Al llegar a su casa. La vi triste, con ojos apagados y un semblante entristecido Me dolió verla así, recordándome a la Mariana feliz que solía ser. Decidí hacer algo para alegrarle el día.Mi papá Eduardo, propuso ir al parque a jugar fútbol. ¡Qué idea más emocionante! Desde que nació mi hermanito, papá no ha tenido tiempo de jugar conmigo como antes. Le pedí a Mariana que nos acompañara, pero estaba muy triste y no quería salir. Entonces, papá y yo insistimos en que fuera nuestro árbitro. ¡Y lo logramos! Aunque al final solo se quedó sentada mirándonos jugar.
Después del partido, fuimos a almorzar a un restaurante. Mariana nos dijo que no había podido preparado comida, pero creo que fue más por su tristeza que por falta de tiempo.
Luego de almorzar, papá se tuvo que ir, pero yo me quedé con Mariana. Le prometí que me quedaría hasta mañana con ella para animarla. Papá me dejó una maleta con mi pijama y otras cosas que necesitaría para quedarme con Mariana.
Cuando él se fue, le pregunte mi madrina si podía hacer algo para animarla y se le ocurrió una idea loca: ¡quería que yo fuera su bebé por un día! Al principio me sorprendió mucho, pero luego pensé que podría ser divertido y ayudaría a animarla.
Así que acepté ser su bebé, ¡pero puse algunas condiciones! Le dije que solo lo haría si nos quedábamos en casa y solo por un día. Quería ayudar a Mariana a sentirse mejor, pero también quería sentirme querido y especial como antes, porque desde que nació mi hermanito, mis papás ya no me prestan mucha atención.
Mariana me llevó una habitación, ¡que estaba llena de cosas de bebé! Había dibujos en las paredes, juguetes por todos lados y una cama muy cómoda. Mariana me cambió la ropa y me puso un pañal, ¡como si fuera un bebé de verdad! Fue un poco raro al principio, ¡pero después me acostumbré!
Pasamos todo el día jugando como si fuera un bebé de verdad. Vimos la película de los Paw Patrol y ¡fue súper divertido
Luego llegó la hora de cenar. Mariana me levantó del sofá para llevarme al comedor, pero mientras me cargaba, se dio cuenta de que mi pañal estaba mojado y abultado. Decidió llevarme al dormitorio para cambiarme antes de la cena.
Mientras mi madrina caminaba conmigo en brazos hacia el dormitorio, recordé que había empezado a sentir la necesidad de orinar durante la película, pero al estar usando el pañal y representando el papel de bebé para mi madrina, supuse que usarlo era parte del juego. Aunque al parecer no me equivocaba del todo, ya que mi madrina parecía disfrutar del hecho de que actuara como un bebé real. Por esa razón, cuando me preguntó si todo estaba bien, le mentí y le dije que solamente me sentía un poco incómodo por el pañal sucio.
El cambio de pañal fue un poco vergonzoso al principio, pero luego me hizo cosquillas y me hizo sentir mejor.
Después de cambiar el pañal, Mariana me llevó al comedor para cenar. ¡Había nuggets de pollo y papas fritas! ¡Estaban deliciosos! Mariana me dio de comer y me sentí mimado y feliz.
A pesar del momento un poco incomodo del cambio de pañal, el cual era necesario para que mi madrina sintiera que estaba cuidando a un bebé real, debo agradecer que ella no me pidió hacer cosas demasiado incómodas, como bañarme, y tampoco me dio de comer papilla, ya que sabía que no me gustaría porque contiene leche.
Después de la cena, Mariana me llevó al baño para lavarme la cara y los dientes, ¡y luego volvimos a jugar un rato! ¡Fue súper divertido!
Antes de dormir, Mariana me dio un biberón con leche y cocoa. Fue una sensación muy extraña, pero también muy reconfortante. Me hizo sentir seguro y protegido, como si volviera a ser un bebé en los brazos de mi mamá.
También hablamos de cosas serias. Le conté a Mariana que en la escuela me hacen bullying por mi estatura y que mis papás ni siquiera me escuchan cuando trato de decirles cómo me siento. Mariana me prometió que hablaría con ellos y que tratarían de ayudarme. Eso me hizo sentir un poco mejor.
Finalmente, Mariana me ayudó a acostarme y me dio un beso de buenas noches. Me sentí muy feliz y querido
Antes de que me durmiera, mi madrina me preguntó si quería que me leyera un cuento, pero yo estaba tan cansado que solo le dije "no gracias, mami" y me acurruqué con mi peluche Pikachu. Decirle "mami" no era una condición del juego, pero no me pareció mal. Después de todo, estaba fingiendo ser su bebé, y en esas horas que estuve con ella, me dio más cariño y comprensión que mi propia madre, quien se había olvidado un poco de mí desde que nació mi hermanito.
Fue un día muy especial y me hizo darme cuenta de lo importante que es cuidar a las personas que queremos, incluso si eso significa jugar a ser bebé por un día.
Buenas noches, Diario. Mañana será otro día lleno de aventuras.
Félix
continuara.
Nota del autor: Los siguientes capítulos, ya están escritos pero como no he tenido de editarlos y corregir, les dejo este capitulo especial. Narrado en forma epistolar a través del diario de Félix con algunos detalles agregados de lo vivido por él en los últimos capítulos .
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Bajo el Cuidado de Mariana: Entre la Regresión y la Sanación
Short StoryEsta es una historia que te sumerge en una conmovedora travesía donde el amor y la compasión se entrelazan para sanar heridas profundas. Cuando Félix, un niño de ocho años, se convierte en el refugio emocional de su madrina Mariana, quien atraviesa...