No quería creer que el amor hasta ahí llegaría, que quizás la felicidad en un largo tiempo no ha tocado a sus puertas. Pero en verdad esta vez, quería salir con una persona en un ámbito profesional y económicamente estable, quizás sería diferente, no tenía que seguir soportando carencias en todos los sentidos de la palabra.
Simplemente, ser consentida.
Pero no sabía que este último hombre marcaría por completo su vida.
-Quiero invitarte a salir, tu escoge el lugar y yo invito.
-¿En verdad? Me gusta la idea, pero no sé si te gustara el lugar que escoja.-Responde Hachi apenada.
-Confiaré en ti, sé que puedes.
Las citas a medida que transcurrían parecían perfectas y cumplía con sus expectativas iniciales, médico con ingresos buenos, la consentía en todo y extremadamente cariñoso, atento y muy enamorado.
Pero lo que no le terminaba de convencer a Hachi, es que al momento de terminar su cita ella era como la cenicienta, la magina terminaba a la media noche.
Ni un mensaje de texto al llegar a su casa, ni una llamada tras pasar los días, ella le pedía alguna foto y el se negaba con alguna excusa. No parecía interesado en lo absoluto por mensajes con ella, hasta era frío y cortante, no le seguía la platica y seguía rapidamente con otra pregunta.
Nunca contestaba sus preguntas.
Pero cuando llegaba el fin de semana, era otra persona totalmente.
Ella se cansaba por su comportamiento, no podía confiar en él, Jonathan le decía que su carrera es muy demandante y que estaba muy ocupado, solo dormía cuatro horas en el día. Ella quería creerle, pero su desconfianza era mayor, parecía un parásito que la consumía todos los días.
En especial cuando ella casi parecía rogarle una simple llamada de cinco minutos.
Y cuando le dejo de hablar por dos semanas y él no insistió más, ella le escribió que quería verlo nuevamente.
Porque por alguna razón ella no podía olvidarse de él, pero necesitaba ponerle punto y final a todo una última vez.
Pésimo error.
Aquel hombre llego a la cita con el mismo saco que usaron en su primera cita, quiso enfatizar como principal tema de conversación el porque el alejamiento de ella, desconociendo el conflicto, Hachi no podía creer que él ignorara todo el daño que provoco en ella.
Y al momento de entrar al auto, siendo todo un desastre la cita, rechazando por completo sus besos, caricias y cercanía.
Él le dijo que le regalara un beso, rogando por su tacto, cariño, ella se preguntaba si tanto le quería, durante esas dos semanas ¿por qué no le llamo, por qué no le escribió?
Se dejo llevar por el momento, pésima decisión, iba a ser un beso corto para ella pero para Jonathan su simple acción debió significar más para él, tanto al punto de querer acariciarla, cadera, muslos, pecho, ella se removía en su lugar y su mirada se llenaba de miedo, terror ante sus acciones agresivas y para nada cariñosas.
-No, detente, no quiero Jonathan, esto no me gusta.-Apenas podía mencionar ante sus besos agresivos.
Quitaba sus manos pero él insistía y en un movimiento brusco él coloco su mano en su cuello, presionando con tanta fuerza que ella por poco no podía respirar. Soltando al momento que ella le dijo que le dolía el cuello.
-Bésame como si me extrañas Hachi, haz el intento, bésame bien, como si me extrañaras.-Parecía un robot diendo eso una y otra vez, el temor inundo el cuerpo de Hachi al momento que le dijo aquellas palabras.
Siempre ignoraba las palabras de Hachi, pero en esta ocasión era más que antes.
Sus deseos siempre estuvieron por encima de Hachi.
-Yo nunca he hecho "eso" con nadie.-Admite Hachi muy asustada.
-¿Eso? No entiendo a que te refieres, ¿Eres virgen? Con un doctor debes especificar, que no te de vergüenza hablar con las palabras correctas, he visto muchas pacientes no querer decirme que son virgenes.
-Esta bien, soy..-Se siente sumamente incomoda de decirlo y peor que ni siquiera son novios, ¿por qué?-virgen, tampoco me he dejado tocar por cualquier ex novio.
-Virgen hasta el matrimonio, idealismos conservadores sin ningún fundamento científico. Pero si es tu opinión, hazlo como te plazca, pero al momento de hacerlo, usa protección.
Sus palabras siempre fueron frías, hirientes y siempre con un cinismo de superioridad. Siempre queriendo corregir en Hachi en todo lo posible, hasta en su vida sexual, pero eso no pareció importarle, sus deseos, su castidad y hasta el hecho de ni ser novios.
Porque esa noche abuso de ella. No llego al coito en sí, pero sus manos llegaron en partes de su cuerpo que ni ella misma había llegado a tocar, la hizo sentir miles de emociones esa noche que al llegar al punto más bajo de su vida al dejarse tocar por ese hombre pudo experimentar el placer.
Pero sin ninguna palabra bonita, ni siquiera si se miraba hermosa esa noche.
Se sintió como un objeto, en todo el sentido de la palabra.
Su cabello desordenado, el brasier por debajo de su blusa arrugada y su pantalón desabrochado, él en un último intento quiso besarla y ella se negó rotundamente, inundada por el enfado en todo su cuerpo, siendo capaz hasta ese momento de gritar.
-Sal de mi auto ahora, ¡Quiero que salgas!-Grita exaltada.
-Si te molestaste porque te mordí el labio, quiero decirle que tu me mordiste primero.-Abre la puerta del auto.
Ella no podía creer que él le echará la culpa a una estúpida mordida sin reconocer el verdadero problema.
-Sal por favor, sal, solo quiero que te vayas...-Siente su corazón partirse en ese momento. Y escucha como la puerta se cierra mientras él se retira, ella solo se abraza a sí misma y solloza, solloza tan fuerte que siente que la despojaron de su dignidad como orgullo.
Se siente tan sucia. tan asquerosa en todo el sentido de la palabra que se arrepiente de haberlo conocido, de darle otra oportunidad y esa misma noche lo bloqueo de todos lados, pero eso no borro la marca que él dejo en ella.
-¿Por qué el amor duele tanto? Odio el amor, duele demasiado, no encontraré a ningún hombre para mí, a este paso, me da miedo amar, me aterra tanto.
En definitiva, el amor no es como lo pintan en los libros, el amor es doloroso y muy cruel, porque un hombre que te diga que te ama, eso no quiere decir que sea cierto, si te pinta miles de ilusiones tampoco.
