Taehyung es adicto al sexo. Aún si no lo admite, su adicción está al punto que no puede llevar a cabo su rutina diaria si no ha tenido una buena sesión antes. Él adora hacerlo, en cualquier oportunidad, cualquier modo, cualquier persona. Por lo tant...
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Taehyung se quitó su gorra y se sacudió el cabello, dejando la puerta abierta para que Jungkook pasara.
—Disculpa si está un poco desordenado.— se excusó, notando como el castaño entraba al apartamento, recorriendo el sitio con la vista a la vez que en su rostro se mantenía dibujada una suave sonrisita.
—No te preocupes. Está mucho más ordenado que el mío.— Jungkook llevaba en sus manos una bolsa de plástico negro. La tenía consigo desde que habían parado en una tienda de conveniencia. Taehyung no podía dejar de preguntarse qué podría ser lo que había comprado, pero no se atrevía a preguntar. Probablemente solo sería algo que necesitaba, no era necesario darle vueltas de más al asunto.
—Entonces me cambiaré y tomaré una ducha rápida. Podemos ir a algún lugar a beber después de eso.
—Está bien.— Jungkook caminó un poco alrededor, aún observando el sitio.—Si quieres podemos quedarnos aquí, debes estar cansado.
—Oh...— Taehyung se detuvo a medio camino entre la sala y el baño.—Entonces, ¿ordenamos algo y cenamos aquí?
—Eso sería agradable.— Jungkook le dedicó una sonrisa amplia y tierna, haciendo que Taehyung sintiera un ligero nudo en su garganta.—Siempre y cuando no sea nada picante.
—Claro...— asintió.— Ponte cómodo.— dijo, finalmente, antes de dirigirse al baño. Hacía mucho tiempo que no se ponía así de nervioso. Tenía ganas de salir rápido y volver junto a Jungkook. Pero, por otro lado, se sentía un poco torpe. Estaba emocionado, aunque temeroso. Jungkook parecía estar tan relajado, tan confiado, lo cual era lógico, pero, aun así, le provocaba un poco de intranquilidad. Sin embargo, no podía negar que le gustaba la sensación. Por fin había algo que le resultaba interesante. Quería volver junto a Jungkook porque sabía que allí encontraría algo nuevo y refrescante. Algo que nunca había sentido antes y eso era demasiado tentador. A pesar de ser poco el tiempo que había pasado junto a él, la presencia de Jungkook se le hacía cómoda y familiar. Sin dudas, agradable.
Al salir de la ducha se permitió exhalar un profundo suspiro. Trató de relajarse y simplemente dejar que las cosas fluyeran. Jungkook claramente estaba cómodo, así que solo debía seguir la corriente y dejar que las cosas sucedieran como tenían que suceder.
Trató de no vestirse demasiado hogareño, por lo que se puso pantalones deportivos y una camiseta. Lo usual sería un pijama, o incluso ropa interior, pero supuso que no debería relajarse hasta ese extremo.
Al volver a la sala, se encontró a Jungkook sentado en el sofá mientras hojeaba una revista vieja de las que tenía en la mesa auxiliar. Al notar su presencia, el castaño se giró a verlo. Se había quitado el beanie y las gafas, consiguiendo darle todo un nuevo vuelco a su apariencia.
Y diablos, sí que era tierno.
—Eh...— se quedó de pie allí, dudoso y sorprendido.— ¿Querrías... no sé... ponerte más cómodo?
