Taehyung es adicto al sexo. Aún si no lo admite, su adicción está al punto que no puede llevar a cabo su rutina diaria si no ha tenido una buena sesión antes. Él adora hacerlo, en cualquier oportunidad, cualquier modo, cualquier persona. Por lo tant...
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Cuando Jungkook salió del baño, pudo escuchar el sonido de agua corriendo y porcelana chocando. Supuso que Taehyung estaría fregando lo que habían usado para cenar. Se le había hecho un poco gracioso que a pesar de que solo habían tomado comida a domicilio y cervezas, Taehyung lo había acomodado todo como si se tratara de una cena con todas las de la ley. Había usado platos y cubiertos, copas e incluso un poco de música bajo la justificación de que "siempre oía música cuando estaba en casa".
Al asomarse a la cocina, se encontró con que Taehyung le estaba dando la espalda mientras secaba los platos con un paño. Parecía completamente absorbido en su tarea, la mirada perdida en lo que hacía y movimientos automáticos. Claramente, Taehyung estaba pensando en algo más que en la limpieza de sus platos, y Jungkook tenía una idea bastante acertada sobre lo que podría ser.
—¿Necesitas ayuda con eso?— se acercó a él, por detrás, asegurándose de no hablar muy repentinamente. Aun así, Taehyung dio un pequeño brinco, obviamente sorprendido. Jungkook lo miraba, tranquilo, llevando la camiseta y los pantalones de gimnasia que él mismo le había prestado.
—Eh...no. Ya estaba terminando.— sonrió levemente, colocando el último plato en su lugar y apartando el paño.
—De acuerdo.— Jungkook se separó un poco, recostándose a la meseta.— Por cierto...— su vista se enfocó ahora en la bolsa que había traído cuando llegó, la cual aún descansaba, intacta, cerca del microondas.—¿Eres alérgico a algo?
Taehyung elevó una de sus cejas, curioso, a la vez que se cruzaba de brazos, también recostándose de espaldas a la meseta.
—No que yo sepa. ¿Por qué?
Jungkook tomó la bolsa con una sonrisa que solo aumentó la curiosidad del pelinegro.
—Pensé que un pequeño juego podría hacer las cosas más fáciles para ti.
—¿Fáciles?
—Quiero que sea algo que recuerdes con gusto.
Taehyung se quedó en silencio, ligeramente perplejo. Era difícil que no se quedara a gusto con alguien como Jungkook. Sin embargo, tenía genuina curiosidad por lo que sea que hubiera en esa bolsa.
—¿Qué propones?— relajó sus brazos a la vez que se acercaba a Jungkook hasta pararse frente a él. Ahora, con su cabello húmedo y despeinado cayendo sobre su rostro, usando su ropa, Jungkook lucía inmensamente más suave; pero, aun así, su mirada tenía cierto poder, cierto misterio.
—Como ya te dije,— una de las manos de Jungkook se posó sobre su pecho.— es un juego. Un juego para tus sentidos.
—¿Qué hay en esa bolsa, Jungkook?— Taehyung sujetó su mano, deteniéndolo de seguir bajando por su torso. Su pregunta hizo a Jungkook volver a sonreír, travieso.
—¿Tienes miedo de que sea algo raro?
—Tengo curiosidad.
—Eso es bueno...— sin quitar su sonrisa, Jungkook se separó de la meseta y comenzó a caminar fuera de la cocina, esquivando a Taehyung quien lo siguió con la vista.