cap. 3

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El equipaje de mis amigas ya estaba en sus respectivas habitaciones. En una habitación Sam y María, en la otra, Júlia y Blanca.

Se maquillaron un poco y fuimos a tomar algo por ahí. Entramos en un Starbucks y todas nos escogimos un “Frapuccino” , uno para cada una. No lo escogimos para llevar, sino que nos quedamos sentadas en una mesita en la terraza exterior.

“Bueno, dónde vamos después de esto?” Preguntó Blanca

“Tranquila! Tenemos muchos días libres aún! Jajajaja Impaciente…” Dije yo riéndome

Nos quedamos como una hora allí sentadas, y riéndonos con algunas anécdotas que ocurrieron cuándo hice mi última vista a España. Había algunas con las que yo creo que todo el bar nos escuchaba reír.

Nos levantamos de los asientos y pagamos los cafés, nos fuimos directas a uno de los típicos autobuses rojos Londinenses. Nos bajamos en una calle llena de tiendas dónde había ropa perfecta para el verano, a la vez que zapatos u objetos como gafas de sol, collares, pañuelos,…

Ya casi era de noche, las calles estaban iluminadas con las farolas y las luces de las casas y tiendas, a mis amigas les encantaba. Pasado un cuarto de hora, ya llevábamos todas bolsas en la mano e íbamos por la calle haciendo el tonto y pasándonoslo estupendamente.

De repente, así, sin ton ni son, empezó a llover, no cuatro gotas, sino, llovía realmente, muchísimo, nos estábamos empapando buscando un techo en el que ponernos debajo para no acabar como pasadas por la ducha. Y entonces lo vi, vi la puerta de una tienda dónde en el espacio de los escaparates había espacio para las 5 y todavía mas gente, fuimos corriendo tanto como pudimos hasta que por fin llegamos.

Estábamos allí temblando, congeladas por el agua que nos había empapado la ropa, el pelo, todo. Allí estábamos esperando a que la lluvia frenara y poder salir de allí.

Entonces, un grupo de cinco chicos entro corriendo al mismo lugar que nosotras con el mismo fin: no ahogarse en la lluvia. Detrás de ellos llegaron unas cuantas personas más, estábamos todos haciendo piña para podernos refugiar todos. No cabía ni un alfiler.

Yo fijé mi mirada en esos cinco chicos, en concreto, en uno. Era un chico alto, se le veía buen cuerpo, guapísimo, es su cabeza un pelo castaño repleto de rizos tapado con un gorrito de lana que le apartaba el pelo de la frente. Unos ojos verdes brillantes, que te dejaban en un estado en el que no querías dejar de mirarlos jamás. Sus labios, unos labios rosas perfectos con una marquita por debajo a un lado. Mis amigas se dieron cuenta de mi reacción, yo estaba embobada.

El chico se volvió y me vio, yo le estaba mirando y giré la cabeza en cuanto pude como si nada. Me sentía observada.

Iba parando de llover y la gente se estaba marchando ya de allí, cada vez quedábamos menos en ese pequeño espacio. Nosotras estábamos hablando en español, tonterías, como  siempre, y nos lo estábamos pasando genial diciendo chorradas como de costumbre.

“Londres! Queremos Partyyyyyyyyyy!!!” Gritó Júlia

Todas empezamos a reírnos, pero cuando vi que solo quedábamos nosotras y esos chicos, se me cortó la risa, yo tenía vergüenza.

Los chicos se acercaron a nosotras en ese momento.

“Are you from Spain??” Preguntó uno de los chicos sonriendo plenamente.

“Nou, ai am from spain” Respondió Sam con toda soltura y con un acento español gigantesco

“Bueno, shi is from London” Volvió a decir señalandome

En ese momento, el chico de pelo rizado y yo cruzamos miradas, cosa que hizo que entrara un ligero rosa en mis mejillas, las que escondí con un pañuelo que rodeaba mi cuello.

Little BirdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora