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El sonido repentino de la puerta abrirse hizo que despertará de su cansancio.
Vio a un grupo de trabajadores de la D.D.D. salir del edificio con una copia de su vecina Lois, mientras uno hablaba con el portero, para después unirse a su grupo y retirarse.

Ingresó a la recepción a paso algo cansado, y con la mismas dio su identificación y solicitud de ingreso. El portero revisaba cada archivo que poseía, mientras le miraba y se aseguraba de no tener a un clon en frente.

Se ve diferente, señor Mosses.
Habló repentinamente el portero.

Su espalda se tenso y empezó a sudar de nervios.
"¿Y si piensa que soy un clon?" el pensamiento le hizo sentir miedo. Un miedo profundo a ser asesinado por un leve error.
¿Tiene algún problema mi apariencia?
Empezó a sentir el cuarto cada vez más pequeño, mientras el olor de sangre del clon recién sacado seguía ahí.

El portero sonrió burlonamente.
Solo jugaba, señor Mosses. Pase. Y controle sus nervios, podría haberlo confundido.

Francis juraba que ahora mismo su uniforme estaba lleno de sudor. Recibió su identificación y vio la solicitud ser sellada y archivada, asegurando su entrada. Camino a paso rápido, o un intento de ello, hasta llegar a las escaleras.

Disculpe, ¿usted es el lechero?
La voz de una dama le detuvo ya en el séptimo escalón, haciendo que viera que en sus manos aún tenía la leche por repartir en su edificio.

Giró con cuidado y bajo nuevamente la escalera, la Srta. Selenne fue quien le había avisado y con las mismas le entrego su tarro correspondiente.

Disculpe mi falta. Tenga buena noche.
Agachó un poco su mirada y se despidió, no quería hablar mucho ese día, realmente estaba cansado.
Selenne se despidió, y con la misma Francis entrego en cada puerta el tarro de leche de sus vecinos, recogiendo también los ya vacíos.

Llegando al segundo piso, pudo ver a Anastacha caminar con cansancio hasta la puerta de su apartamento. Era algo tarde para que una escolar llegase, pero sabiendo que a veces la niña se perdía a me rodear por ahí, ignorando a los clones amenazantes, le hacía confiar en que la niña si sea su hija y no otro doppelganger que suplantaba su identidad.

Siguió con su trabajo, hasta que la escolar se acerco a él, Francis empezó a maquinar posibles cosas que le vaya a pedir o decir la menor.
Una vez a su lado, el varón se puso recto y espero alguna oración de su contraria, pero en cambio recibió un pequeño pollito de origami y un ceño fruncido de la niña.
¿Dónde has estado?, te he ido a buscar hasta tu lugar de trabajo para darte esto, pero me dijeron que estabas de perdido.

Francis recibió el origami y con un intento de no doblarlo lo dejo sobre unos tarros ya vacíos.
He tenido el día algo agitado, perdón si te he dado problemas.
Anastacha cruzó sus brazos y solamente se despidió, para ya ingresar al apartamento que tenía con su madre.

Mosses miro el pequeño pollito y lo puso en un mejor lugar entre las botellas, evitando que se arrugue o se caiga.
Una vez en su piso pudo sentir algo de felicidad de ver que solo un vecino necesitaba leche, con tranquilidad dejó el último tarro y se adentró a su departamento, dispuesto a descansar.

Iba a abrir su puerta, hasta que la misma estaba abierta, demostrando que había alguien o algo en su departamento. Entró con precaución y pudo visualizar una silueta femenina caminar por el pobre intento de cocina de su apartamento. Francis poseía de un gorrión, que su hija cuidaba, pero pudo visualizar con algo de esfuerzo el como la jaula estaba manchada en sangre y el gorrión no estaba.
La fémina dentro de su apartamento se adentró, hasta que Francis no pudo visualizar más, en silencio cerró definitivamente la puerta.

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⏰ Última actualización: May 23 ⏰

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