¿En que nos quedamos...?

843 99 29
                                    


Cuando llegaron a tu habitación, König te indico que te sentaras en la cama mientras el buscaba aquella caja con la que había cargado desde hacía un buen tiempo. Cuando la localizo, la sacudió un poco y la dejo sobre tu regazo, esperando pacientemente a que la abrieras.

Al principio lo miraste con gran curiosidad y después a la caja que descansaba sobre ti, la levantaste con tus dos manos, no pesaba mucho. La agitaste un poco y tampoco lograbas escuchar nada dentro de ella, lo que significaba que no era nada frágil.

König te miraba con cierta ansiedad, estaba deseoso de ver tu expresión cuando vieras su contenido. Había tratado de ser tan cuidadoso con el paquete, lo trajo desde muy lejos, fue inevitable que algunas partes de esta no se vieran dañadas, pero estaba más que seguro que su interior estaba intacto. Esperaba que te gustara tanto como a el cuando lo vio aquel día en esa tienda.

No esperaste más, retiraste la tapa de la caja, hiciste a un lado un delgado y delicado papel que funcionaba como envoltura de algo más, logrando así ver lo que se guardaba ahí. Tu primera reacción fue sonreír enormemente, levantando tu vista para encontrarte con la de König, dejando ver que estabas mas que feliz. Esto era simplemente perfecto.

Te movías ligeramente, haciendo un pequeño bailecito desde tu lugar mientras tus manos sostenían aquella prenda, elevándola para que se extendiera por completo y revelara ante ambos su verdadera forma.

Era un vestido, pero no uno cualquiera, era exactamente igual a aquel que utilizaste cuando saliste con König. El mismo que debido a ciertos eventos, termino con uno de sus tirantes dañados.

Te levantaste de la cama y sobrepusiste el vestido ante tu pecho, midiéndolo. König no solo tomo detalle en recordar el tipo de vestido que era, sino que también era de la talla correcta, sin problemas iba a quedarte.

Aun con el vestido entre tus manos fuiste hacia el y le diste un fuerte abrazo, deseosa de expresarle tu gratitud por aquel detalle. Uno que hablaba por si mismo.

König te envolvió en sus brazos, elevándote y dando una pequeña vuelta, como si estuvieran danzando en el espacio de aquella habitación. Se sentó el borde de la cama y te acomodo para que quedaras sobre su regazo.

"¿Te gusto, meine liebe (mi amor)?" su mirada estaba sobre tu rostro, captando cualquier gesto que hicieras, embelesado por esa hermosa sonrisa que ahora mismo se dibujaba en ti.

"Gustar es poco, König. Decirte gracias es poco, es hermoso..." te abrazaste a su cuello, presionándote con fuerza.

"Tenia que compensar aquel día...aun tengo muchas cosas arreglar" susurro suavemente contra tu oído.

"Tenemos mucho por delante...mi amor" te acercaste a su rostro y lo besaste.

"Toda una vida, mein Engel (mi ángel)" respondió a tu beso de la misma manera, despacio, siendo dulce, saboreando el momento. Su brazo sujetándote firmemente en tu lugar mientras su mano libre estaba peinando tus cabellos, enredado sus dedos en ellos.

"Toda una vida..." susurraste una vez que el beso termino.




 (◊)




El viaje de regreso a casa fue de lo más tranquilo, el único contra tiempo fue conseguir un boleto extra para König, pero no fue nada que no pudieran resolver en ese momento.

Meine LiebeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora