Capítulo 31

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Naruto condujo lo más deprisa que pudo rumbo al hospital, al llegar explicaron toda la situación a Tsunade, la ginecóloga de Sakura, quien se horrorizó al ver el cardenal de su ojo y los moretones consecuencia de la paliza que había recibido en prisión.

Luego de una exhaustiva revisión, vieron que todo se encontraba bien y que efectivamente, Sakura estaba de parto con 6cm de dilatación. La mayor preocupación, que era el estado de salud de ambas se evaporó al saber por boca de Tsunade que todo iba bien y que lo único que tenía que hacer la pelirrosa era aguantar las contracciones puesto que todavía tenía que dilatar otros 4cm más.

Sakura no había pedido la epidural, pensando que podía resistir lo que fuera, estaba en la habitación junto con Sasuke quien sostenía su mano, las contracciones eran cada vez más seguidas y dolorosas, pero ella aguantaba lo mejor que podía, apoyada por su esposo, quien le daba palabras de ánimo

-Sabes que eres la mujer más hermosa del mundo...- habló Sasuke

-¿Aunque ahora esté enorme y parezca una ballena?...- bromeó ella

-Aún así eres la mujer más hermosa del mundo...- el hombre besó su frente

-Tú quieres pedirme algo y no te atreves...- ella miró a su marido con los ojos entrecerrados...- ¿qué es?...

-¿No le puedo hacer un cumplido a mi esposa?...- preguntó haciéndose el ofendido y ella arqueó una ceja

Era esa la mirada que a él le encantaba y a la que no se podía resistir, la mirada que una vez en otros tiempos lo había llegado a intimidar, pero también era la mirada que hizo que él se enamorara perdidamente de ella.

Esa mirada era la debilidad de él y ella lo sabía, por eso lo miraba de esa manera, era una mirada tan intensa a la que él, como siempre, terminó rindiéndose y dijo haciendo un puchero

-Quiero una epidural...- confesó y ella soltó una risotada

-La que está dando a luz soy yo... no tú...- contestó entre risas

-Pero la mano que has estado apretando desde hace ya varias horas es la mía...- se quejó entre risas al momento en que su esposa apretaba nuevamente su mano al pasar otra contracción y cuando terminó él simplemente dijo...- ¿lo ves?

-Es lo menos que te mereces por haberme puesto en ésta situación...- él le puso ojitos de perrito...- no me hagas esa cara...- reclamó riendo

-Supongo que tengo el 50% de culpa...- admitió él...- porque tú no ponías mucha resistencia que digamos...- ella lo miró con reproche, él se rio y añadió...

-Eras tú la que me levantaba a las 3 de la mañana para que le hiciera el amor, ¿recuerdas?

-No... no me acuerdo...- giró la cara hacia otro lado, pero sí se acordaba con lujo de detalles

-¿No?...- preguntó con burla en su voz...- pues yo tengo una cicatriz en el hombro que no me deja olvidarlo... me mordiste aquella vez...- ella se sonrojó

-Te dije que lo sentía...- soltó ella de pronto

-Ahhh... veo que ya te acordaste...- la señaló con el dedo

-Me pediste que no hiciera ruido aquella vez...- se defendió...

-Te pedí no hacer ruido, no que me mordieras...

-Y cómo esperabas que no hiciera ruido luego de lo que me estabas haciendo...- reprochó ella sonrojándose...- además ya estaba embarazada en ése entonces así que no cuenta...- se defendió nuevamente, para segundos después dejar su postura combativa al sentir otra contracción apoderarse de ella

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