Cris y Jazmín se acomodaron en la ventana, disfrutando de la brisa nocturna que acariciaba sus rostros. Con un tono bien chileno, Cris empezó a sincerarse y compartir sus sentimientos con Jazmín.
"Mirá, Jazmín, tengo que soltar esto...", comenzó Cris, con esa franqueza propia de los barrios chilenos. "Desde que te conocí, weón, algo cambió en mí. Onda, me revolvió todo por dentro".
Jazmín lo miraba con atención, escuchando cada palabra con una sonrisa en sus labios. Aunque la sinceridad de Cris la sorprendió, también sentía algo especial por él.
"¡Qué loco, Cris!", respondió Jazmín con entusiasmo, usando esa entonación tan característica de Buenos Aires. "Yo también siento algo re lindo por vos, pero no sabía cómo decírtelo".
La conversación fluyó entre confesiones y risas, con Cris y Jazmín compartiendo sus sentimientos más profundos en ese rincón de intimidad. Y mientras el tiempo pasaba y la noche se extendía, la complicidad entre ellos se fortalecía, sellando un lazo único y especial entre un chico flaite chileno y una chica bien argentina, que encontraron la conexión en medio de la diversidad de sus formas de expresión y en la magia de la noche
Cris, con el cigarrillo entre los dedos, acarició suavemente el rostro de Jazmín mientras miraba hacia la distancia. Con ese tono directo y auténtico que caracteriza al chileno, le habló desde el corazón:
"Mira, Jazmín, necesito saberlo... ¿me podí decí lo que sentís por mí?"
El humo se deslizaba entre ellos mientras esperaba la respuesta de Jazmín, con la mirada llena de sinceridad y la expectativa palpable en el aire
Jazmín lo miró con una mezcla de sorpresa y emoción, sintiendo cómo sus mejillas se coloreaban levemente. Con ese tono típicamente argentino, respondió con una sonrisa nerviosa pero sincera:
"¡Ay, Cris! ¡Vos también me tení loca a mí!"
La confesión de Jazmín llenó el ambiente de una energía cálida y emocionante, dejando claro que la atracción era mutua y que ambos estaban dispuestos a explorar lo que el destino les deparaba.
Cris escuchó la respuesta de Jazmín con una sonrisa tierna en los labios. Tomó una pausa breve antes de responder, buscando las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos. Finalmente, habló con esa sinceridad y franqueza típicas del chileno:
"Mira, Jazmín... Si querís que lo nuestro vaya más allá de la amistad, te pido que me esperís un mes o quizás dos meses", dijo Cris, con una seriedad mezclada con una chispa de esperanza en los ojos. "Necesito ordenar mis cosas y estar seguro de lo que quiero".
Jazmín asintió con comprensión, sintiendo un nudo en la garganta pero también un profundo respeto por la honestidad de Cris. Sabía que la paciencia sería clave para construir algo sólido entre ellos, y estaba dispuesta a esperar el tiempo que fuera necesario.
"Entiendo, Cris", respondió Jazmín con voz suave pero firme. "Te esperaré, porque lo que sea que tengamos vale la pena".
Jazmín, con esa calidez y dulzura típica de una argentina, notó que Cris se estaba preparando para irse y le dijo con ternura:
"Che, peque, te vas a morir de frío afuera. Agarrá este buzo, te va a venir re bien".
Cris, con su tono relajado y desenfadado chileno, aceptó el gesto de Jazmín con una sonrisa y se puso el buzo que ella le ofrecía. Antes de partir, Jazmín se acercó a él y le dio un beso largo y apasionado.
Con una sonrisa en los labios, Cris le respondió: "Con tu besito me voy contento a mi casa".
Este intercambio, lleno de afecto y conexión, reflejaba la complicidad y el cariño entre Jazmín y Cris, así como el deseo de ambos de expresar sus sentimientos de una manera auténtica y cercana.