Capítulo 4.

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HELENA!
Jueves 14 marzo, 2019.

Estaba caminando de regreso a casa cuando sentí una extraña presencia persiguiéndome. Me detuve por un instante para asegurarme de que solo fueran delirios pero me asusté cuando vi una silueta a lo lejos que se dirigía hacia mi. Comencé a caminar un poco más rápido mientras escuchaba sus pasos acercarse.

"Es una persona común y corriente, no te está siguiendo"

¿Cierto que no?

Pero no podía intentar ser positiva cuando sentía que en cualquier momento la persona detrás de mi intentaría secuestrarme o algo parecido. Utilicé las pocas energías que me quedaban para comenzar a correr hasta mi casa.

No sabía cuánto había recorrido, pero ya estaba en frente de mi casa. Cuando giré, me di cuenta de que el extraño hombre ya no estaba.

O eso había sido bastante extraño, o yo era demasiado paranoica y tal vez debería dejar de ver películas de asesinatos.

Tiré mi mochila en el sofá y me dirigí a la cocina cuando escuché ruidos provenientes de ahí, la figura de mamá fue lo primero que observé y el rico olor de la comida me hizo suspirar.

—Me estoy cagando de hambre —le di un pequeño abrazo a mi mamá y observé lo que cocinaba.

Capelletinis.

—Bien, pero hay días mejores —respondí mientras me lavaba las manos—. Casi me secuestran hoy —comenté.

—¿Qué? —dejó lo que estaba haciendo enfocándo su atención en mí.

—Nah mentira, no te preocupés —me brindó una mala mirada—. Lo digo porque había un chabón siguiéndome hasta la casa, tuve que correr porque pensé que me quería robar o algo así.

—Por eso no me gusta que vayas sola a la escuela, mañana te llevo yo.

—No hace falta, ma.

Cuando terminó, nos sentamos a comer.

—Estaba hablando con Marie y me dijo que tenía una cita muy importante hoy y necesitaba a alguien que cuidara a su perrita por mientras, ¿vos podés?

—¿Marie? —pregunté confundida.

—La vecina —explicó—. Le dije que te preguntaría a vos y que te harías cargo si estabas desocupada. No tenés nada que hacer, ¿o sí?

—Nop, aunque quería ir a lo de Agus luego de comer. Iré mañana, supongo —me encogí de hombros.

—¿Segura que podés?

—Sí, sí, tranqui —sonreí—. Yo la cuido.

Cuando terminé, me dirigí a mi cuarto para ducharme y aproveché para escribirle a Rodrigo. Agus se había preocupado porque después de clases no lo volvimos a ver.

Luego bajé y salí de casa para ir donde mi vecina. Que estaba a dos casas de la mía. Toqué el timbre y esperé pacientemente hasta que una señora abrió la puerta.

—Hola —saludó amablemente—. ¿Sos Helena, no? —asentí—. Te pareces mucho a tu madre.

Sonreí y me guió adentro. Era una casa muy grande. Aunque todas las casas de aquí lo eran.

Miré de reojo algunos cuadros que decoraban el vestíbulo mientras seguía a Marie, fui interrumpida cuando una pequeña perrita se me acercó y comenzó a ladrar.

—¡Gidget! —la llamó.

Tapé mi boca con mis manos sin poder resistir a tanta ternura.

—¡Qué linda! —chillé emocionada y la acaricié. Parece una bola de pelos.

Cherry lips ; spreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora