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Por las calles de la ciudad rondaba de nuevo aquel Aston Martin Vantage Roadster 2009 color rojo, y dentro del mismo vehículo se escuchaba en la radio "Gasoline" de Haim y Taylor Swift

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Por las calles de la ciudad rondaba de nuevo aquel Aston Martin Vantage Roadster 2009 color rojo, y dentro del mismo vehículo se escuchaba en la radio "Gasoline" de Haim y Taylor Swift.

Era un hermoso domingo por la tarde, un exelente día para pasar tiempo en familia y el castaño dentro del coche lo sabía más que nadie en el mundo.

── ¿Listo para ver a tu tío de nuevo?

Hablo el de bandana roja sin despegar la vista de la carretera y bajo el volumen para escuchar al pequeño que yacia recién despierto en el asiento trasero. Frotó sus manos contra sus ojos mientras trataba de acostumbrarse a la luz que el sol emitía.

── Si, creo... ¿Ya llegamos?

Bostezo y giro la vista asomando su cabeza por lo que sería la ventana del coche.

── Ya casi, no desesperes y ten cuidado con la choya.

Advirtió en un tono dulce y miro al menos por el retrovisor y una vez asegurándose de que el otro no corría peligro, aceleró el motor del coche así llegando más rápido a su destino.

── ¡Juanito bananito!

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── ¡Juanito bananito!

El mencionado bajo del auto sonriendo ampliamente mientras subía sus lentes obscuros para admirar una vez más a la persona que tenía frente a él.

── Quiúbole perrillo!

Se acercó al otro con propósito de darle un abrazo, sin embargo otro pequeño cuerpo le ganó.

── ¡Tío Wilbur, no sabes cuánto te extrañe!

── ¿Apoco sí, mi patitas de cheto?

Sonrío y cargo al otro en brazos, dejando que el otro pasará sus bracitos por su cuello, girando también la vista hacia su hermano.

── ¿Y tú? ¿No me extrañaste o que?

Hablo pasando su mano libre por el cuello del más bajo, mientras el otro solamente se limitaba a reír.

── Claro que si, pendejo. Te extrañe mucho, no tanto como Bobby, pero lo hice.

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