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Faltan quince minutos para las diez pm y no he visitado a Angie, tengo que darme prisa para poder hablar con ella antes de ir a casa. Por lo que manejé mi motocicleta de regreso a aquel mirador en el que estaba escuchando música con Zoé, solo que ahora fui más arriba, pasando por aquel camino rodeado de árboles y hojas secas por doquier, donde los colores verdes y naranjas predominaban, con una brisa fresca y húmeda avisando de una lluvia.
—Lo siento, Angie. Se me hizo tarde para venir a verte hoy, sabes que no me gusta manejar rápido la moto. — le dije mientras me sentaba en el pasto frente a una cueva en una ruta más arriba del mirador, sumergido en la inmensa y densa noche, y su respuesta fue tan imponente como ese monumento, y tan inexistente como el día.
—Hoy conocí a la chica con la que estaba hablando colina abajo, ella actúa como si tuviera un muro con las personas. Pude identificar que tiene síndrome de Tourette. Y por como reacciono en el café y cuando pensó que nuestra hermanita la ignoro, puedo deducir que tal vez tenga problemas de seguridad o necesidad de aprobación. —
Estando frente a la cueva comencé a recordar a Angi, Aun te extraño mucho.
—Es difícil, Angie. —
Y la respuesta de Angie fue la misma de siempre, una que hizo que los ojos se me humedecieran.
—Es difícil seguir así, Angie. —
No sé cómo siempre eres tan sabia. Haces falta en casa, Angie. No sé cuánto más pueda ser el hermano mayor, porque no sé cómo serlo. En cuestión de menos de cinco minutos de haber llegado a aquella cueva, se desató una tormenta, como es usual en esa ruta. Se escuchaba el viento chocando con los árboles, las hojas secas volando sin destino, se oían los grillos en medio de su canto. Incluso con mucha atención, se podía escuchar el movimiento de los insectos cercanos. Aquella tormenta era muy intensa. Mi cara estaba empapada de haber recordado un poco a Angie, mi cuerpo se sentía pesado, mi respiración se volvía incontrolable y sentía un agujero en el pecho. Aquella tormenta me recordó al día del accidente, me recordó que... Incluso en los días soleados y felices, hay tormentas.
***
Corríamos y explorábamos el cerro mientras jugábamos. Cuando nos dimos cuenta, estábamos frente a una imponente gran cueva llamada "La Cueva del Oso", llamada así porque ocasionalmente caían rocas produciendo sonidos de truenos o rugidos.
En nuestra inocencia, fue divertido explorar La Cueva del Oso y sentirnos totalmente como Indiana Jones explorando un templo abandonado, así que seguimos jugando. Angie nos advirtió que no hiciéramos ruidos fuertes porque podía ser peligroso, Kathe y yo aceptamos. Al cabo de unos minutos de juego, corrí fuera de la cueva y grité: "Damas y caballeros, así es como el mejor explorador del mundo sale ileso". Pero lo que no debía pasar, pasó. Mi grito provocó que la cueva se enfureciera e igual que un rayo en un parpadear de ojos, ocurrió un derrumbe, con Kathe y Angie adentro.
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Mi hermosa compañía.
RomanceZoé es una chica con un síndrome peculiar y una lista interminable de cosas por hacer. Con el tiempo, empezará a descubrir su sueño en la vida y las habilidades en las que sobresale, todo ello mientras comparte su camino en compañía de alguien que l...