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De forma simplemente inusual Draken estaba feliz, esto era tan extraño que incluso Mitsuya le preguntó que pasaba.
A lo que Draken solo se encogió en hombros, por supuesto no le diría que un juguete alucinante le había caído del cielo y le había dado dos satisfactorios orgasmos mejores que los que le daría un coño de verdad.

Su única preocupación era Mikey, algo definitivamente estaba mal con su amigo.

Cuando entró al restaurante habitual donde tomaban el almuerzo lo vió ahí, pensativo y sin probar aún un bocado de lo que tenía enfrente. De verdad algo tenía que estar malo pero malo si Manjiro no se estaba atragantando con la comida.
En el instante que lo vio sentarse pudo ver cómo su mirada se tensó.

—¿Pasó algo?, pareciera que viste un fantasma —ante la pregunta el primer pensamiento de Mikey fue jodido, algo como "en realidad si, creo que estoy siendo abusado sexualmente", pero sabía que no podía decirle eso a Draken sin causarle un paro cardíaco. Así que solo suspiró.

—Solo estoy muy cansado —eso no era mentira, su cuerpo no estaba acostumbrado a lo que estaba pasando —. Pensé que tal vez podía hablar contigo de algo que en realidad me está comiendo la cabeza.

Draken estaba preocupado.

—Dimelo, ¿qué está pasando?

Manjiro sintió un ladrillo en la garganta.

—¿Podríamos ir a otro lugar?, no me apetece hablar de eso aquí delante de todas estas personas —vio sus ojos negros y preocupados mirando al rededor, como si le preocupara que alguien apareciera.

El primer pensamiento de Draken fue que posiblemente así fuera, que Mikey había tenido problemas y que en realidad se estaba escondiendo de alguien. Quién sea que estuviera molestando a su amigo las iba pagar muy caras.

Tomo una de sus manos sobre la mesa y dijo —Sin problemas podemos ir a tu casa o a la mía.

Eso. En el burdel podría hablar de sexo sin sonar como un jodido loco, incluso podían buscar ayuda o algo, al menos eso pensaba el rubio menor en su cabeza.

Así que aceptó.

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El camino hacia el burdel donde vivía Draken fue silencioso. Nada podía ser silencioso con Majiro al lado, algo debía estar muy pero muy mal. Pero lo resolverían, fuera lo que fuera el siempre sacaba a su amigo de cualquier problema de mierda en qué se metiera, y esto no sería la excepción.

Al llegar rápidamente fueron a su habitación, intentaron no cruzarse con nadie, aunque al ser de día era casi imposible. En el día el lugar ni siquiera era habitado por más de dos chicas, las demás siempre tenían trabajos de medio tiempo o incluso algunas estudiaban.

Al entrar en realidad sus ojos fueron gracias a dios un poco más ágiles que los de Mikey para captar un característico juguete sexual sobre la cama. Rápido su cerebro comenzó a maquilar una forma sutil de como ocultarlo de la vista sin verse sospechoso. Pero por desgracia sus ideas no viajaban tan rápido como los ansiosos ojos de su pequeño rubio.

—¿Qué mierda retorcida es esto? —soltó de golpe mientras se lanzaba a tomarlo, rápidamente Ken se lanzó a intentar quitárselo pero el no poseía los mismos reflejos de pantera que Mikey—. Oh no, demasiado lento esta vez Kenchin.

Pero de nada sirvió intentar humillar a su mejor amigo una vez que vio de que se trataba. Y como si fuera lo más raro del mundo lo soltó.

—¡Esta mierda está húmeda! —dijo limpiando dramáticamente sus manos en su ropa.

Draken suspiró y la levantó.

Stimulation toy | DRAKEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora