𝐄𝐋 𝐏𝐈𝐋𝐎𝐓𝐎, MINSUNG

CAPITULO UNICO

𝐄𝐋 𝐏𝐈𝐋𝐎𝐓𝐎
MINSUNG
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Se colocó su gorro delante del espejo y sonrió a medias, escuchando el leve ruido detrás de la puerta. Las personas se estaban preparando al igual que él para el vuelo en donde por primera vez sería el piloto. Cada vez los nervios se volvieron cada vez peores, por lo que frunció el ceño y respiró con calma, tomándose su tiempo en calmarse y sin darse cuenta de guardar de manera distraída una pequeña foto en su bolsillo.

Se miró una última vez en el espejo y salió del baño, caminando con seguridad y confianza renovada luego de algunos minutos ahi. Tenía que pilotar ese avión y lo tenía que hacer bien, por él y por su sueño, además...

-¡Minho! ¡Hyung!

Giró su cabeza al escuchar aquel llamado detrás de él y ahí lo vio, con una linda sonrisa y aquellas mejillas que lo hacían parecer una tierna ardilla. Minho sonrió por primera vez en días con sinceridad, observando con los ojos llenos de brillo a ese tonto chico que se había vuelto su sombra desde que lo conoció.

-¿Que haces aquí, Jisung?

Preguntó una vez que lo tuvo delante de él, con las mejillas rojas de correr y la respiración agitada, además de su castaño cabello revuelto.

-¿Qué? ¿Acaso no puedo venir a tu debut como piloto? Se que lo vas a hacer genial y quiero verte cuando enciendas ese avión.

Minho alzó una ceja y sonrió petulante, mirando hacia los lados del pasillo con discreción al escuchar aquellas palabras. Jisung se recompuso, arreglando un poco su cabello con distracción y la cinta que dejaba su cámara portátil sujeta cerca de su estómago.

-¿Solo por eso viniste? ¿No viniste por algo más quizás?

Las insinuaciones escondidas en las palabras de Minho lo hicieron sonreír.

-No. -negó el menor, sonriendo en grande cuando de un segundo al otro Minho lo tomó del brazo y acercó su rostro al suyo con una sonrisa de lado.

-¿No? -cuestionó en un susurró. Jisung volvió a negar, sintiendo en un parpadeo los labios del mayor sobre su boca. Sus labios bailando con cuidado y delicadeza mientras él se aferraba de la camisa blanca de Minho y éste entreabria los ojos entre besos para observar con mayor detenimiento como las mejillas de Jisung se volvían aún más rojas y dejaba abierta sólo un poco su boca para poder respirar cada ver que acababa un beso.

Entre chasquidos de labios, toques por aqui y por allá pasaron los segundos y luego el sonido de unos pasos alarmó a Minho que dando un último apretón en la cadera ajena con sus manos deshizo el beso y se alejó dos pasos del menor, que avergonzado y asustado al ver como una azafata se acercaba a ellos con un semblante serio se alejó un poco más.

-Ya es hora de irnos. Todos los pasajeros ya están en el avión.

El mayor asintió, viendo a Jisung tratar de esconder su sonrojo con su flequillo de cabello castaño. La azafata los miró por unos segundos, más no dijo nada más y se fue, dejandolos nuevamente solos.

-Ya escuchaste, me tengo que ir. Si tanto quieres ver cuando parta ve por esa puerta y di que yo te envíe ¿si? -señaló hacia el fondo del pasillo opuesto, haciendo que el chico asintiera.

-Claro.

Ambos se quedaron mirando unos segundos, ambos nerviosos pero a la vez felices, con su relación, con las nuevas oportunidades que Minho tenía como piloto y Jisung como fotógrafo. Ambos con un futuro tan próspero a pesar de su relación a escondidas que ha muchos en esa época no aceptarian y que por ello la mantenían de esa manera.

-Minho.

-¿Si?

-No tardes mucho en regresar de París, tenerte fuera de Corea por tanto tiempo me pone nervioso. Regresa a salvo, Hyung.

Mingo sonrió.

-Lo haré. Cuando regrese te traeré regalos, y cuando tenga el permiso para tener el avión te llevaré conmigo.

-¿Es una promesa?

-Es una promesa, Sung.

Minho asintio, acariciando la mejilla del menor que se dejo con los ojos cerrados- Nos vemos.

Y con eso el mayor se ajustó su sombrero y le dió una última mirada al menor antes de irse por el pasillo. Detrás, Jisung miró la cámara que colgaba de su cuello y con una renovada sonrisa llamó de nueva cuenta al chico que se dio la vuelta confundido, pero solo al ver en las manos de su chico aquella cámara que llevaba a todos lados sonrió despidiéndose con su mano izquierda.

El flash de la cámara y la sonrisa de Jisung siendo lo último que vio de él antes de minutos después entrar al avión, el cuál al estar con solamente veinte minutos en el aire perdió energía en los motores y acabo por estrellarse.

Ese día 126 personas junto al piloto del avión fallecieron en el impacto. Mientras en Seúl, en su pequeña casa de campo una parte de Jisung moría con Minho al recibir la noticia.

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