Nikola apareció como la medicina para todos sus malestares, no era un amante nada más… fue el hermano que guía, el amigo que aconseja, el padre amoroso que todo perdona y el esposo devoto qué ama con intensidad.
Sólo él lo veía como si fuese un espectáculo maravilloso que sucedía para su exclusivo deleite. Beelzebub no podía sentirse solo o triste cuando esos ojos lo miraban con tanto amor.
Cuando se conocieron Nikola se hizo cargo de todos sus problemas y malestares. Lo llevó a su casa, le ayudó a terminar sus estudios, todas las mañanas lo llevaba a la escuela sin falta. Por las tardes lo esperaba con comida recién hecha, preguntaba sobre su día en la universidad. Beelzebub podía pasar horas hablando sobre sus experiencias, Tesla no haría ni el más mínimo intento por pausarlo.
Durante sus días libres, lo llevaría a las atracciones locales qué estaban de moda, pasarían todo el día afuera, disfrutando de ese mundo en el que vivían completamente solos. Por la noche, ahuyentaría a las pesadillas con un beso sobre su frente, para después atraerlo a su cálido abrazo con el que no daría espacio a la soledad.
La ausencia de ese amor infinito, era un veneno qué carcomía su cordura ya de por sí escasa.
Su hogar se convirtió en un espacio inhabitable, él cayó del pedestal, tuvo que enfrentarse de nuevo a su verdadera naturaleza. No era magia a los ojos de nadie, era sólo un hombre miserable, corrupto, dañado… una existencia qué debió ser borrada hace mucho.
Mientras esperaba a los informantes, se refugió en una habitación de un motel barato tan deplorable como su situación. Nikola no le hubiese permitido entrar ahí, estaría enfadado si lo viera acostado en esa cama sucia. Pero él ya no estaba, nadie podría salvarlo de nuevo. Sabía que estaba cayendo en terreno peligroso. Desde que alguien se atrevió a dañar a Tesla, Beelzebub sentía que caminaba sobre hielo frágil.
Cada paso dado fracturaba la débil estabilidad, a cada segundo el frío estaba más cerca que esa superficie cálida en donde fue feliz. Nunca llegó a preocuparse por las consecuencias, ahora temía actuar mal sólo por sí acaso…
Quizá era una pesadilla.
Quizá Tesla regresaba.El e-mail llegó más rápido de lo que creyó, para Hades moverse en el bajo mundo era realmente sencillo. Sus hermanos estaban a cargo de otras secciones de la ciudad, pero no le negarían su ayuda. Fue así que obtuvo los videos de las cámaras de la autopista, pudo ver el momento en que dejaron caer el auto blanco desde un punto ciego de la cámara. El auto ya estaba vacío, por lo que el cadáver de Tesla no estaba en el mar.
Tesla fue interceptado cuando llegó a la ciudad, estuvo a menos de veinte minutos de llegar a su casa. Se detuvo en una concurrida zona comercial, nadie entendía por qué hizo una parada, Beelzebub sabía que fue por su culpa. Él le pidió que llevara algo dulce. Nikola Tesla era un hombre de modales impecables y de detalles encantadores.
Eligió esa zona pues ahí tuvieron su primera cita. Beelzebub se perdió en sus pensamientos, de nuevo la cinemática se reprodujo ante él, desconectando a su mente de la realidad.
En un gélido invierno lo invitó a la pista de hielo, en ese momento le pareció absurdo pero ahora sabe que Tesla lo hizo a propósito.
Pasaron horas tomados de las manos pues Beelzebub era incapaz de mantenerse en pie, sus gritos ahogados atraían las miradas curiosas de niños que patinaban mejor que él. La pista estaba iluminada con luces en tonos pastel, como un truco de magia, el abrigo blanco de su acompañante capturaba el colorido juego de luces; resaltando su atractivo. Tesla era un deleite para sus ojos cansados.
Beelzebub pudo ser testigo de la forma en que su propia mirada se iluminó.
Ya no sabía (ni le importaba) si lo miraban a él por ser tan torpe o a Tesla por ser tan apuesto y perder su tiempo con un felino sin gracia.
Se esforzó, claro que lo hizo, pero cuando lograba erguir la espalda, se entusiasmaba tanto que perdía el equilibrio de nuevo, entonces Tesla lo atrapaba en un abrazo firme, dándole estabilidad. Sin importar la falta de fuerza en sus piernas o el movimiento apresurado de sus pies, nunca lo dejaba caer. A pesar de los comentarios malintencionados y las burlas de los demás, no lo vio como una carga, siempre lo ayudó sin borrar su hermosa sonrisa.
Beelzebub se cansó de intentar, fallar comenzó a ser vergonzoso, se alejó abruptamente de Nikola, provocando qué estuviese a punto de caer de bruces sobre el hielo. Cerró los ojos anticipando el impacto, pero nunca llegó, no fue abandonado.
Todo lo contrario, fue forzado a mantenerse en pie, dos manos firmes le dieron soporte a su espalda ya cansada. Unos dulces labios lo premiaron con un cálido beso.
Uno que apagó los murmullos que lo aturdían… para siempre.
Obviamente, no aprendió a patinar.
Pero si aprendió a confiar.
Comenzó a tener fe.Fue en ese lugar donde terminó por enamorarse de él.
Su difunto esposo le e seño tanto, fue aprendizaje ganado gracias a sus experiencias juntos. Cuando se encontraba tambaleándose en la cuerda floja, Tesla se convirtió en equilibrio. No lo ayudó a bajar de la cuerda insegura sobre la qué caminaba, recorrió el camino a su lado sosteniendo su mano hasta que ambos tocaron suelo firme. Así le entregó el futuro sin regalárselo, se suponía que lo entrenó para sobrevivir en soledad y realmente podía hacerlo pero no quería.
Regresó de su ensoñación sólo para notar algo conocido en la grabación qué se reproducía. Un hombre que coincidía con las características de Tesla fue captado por las cámaras de un conocido complejo residencial. El lugar por sí sólo no decía mucho, la policía fácilmente podía deducir qué fue ahí por su propia voluntad.
Pero Beelzebub sabía que no llegaría tarde a casa, jamás lo dejaría de lado sin avisarle.
La última vez que se vio a Tesla con vida, fue a las afueras del complejo en el que Edison vivía.
Fue ahí qué el hielo terminó por fracturarse.
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Fuelled
FanfictionTras la muerte de Nikola Tesla. ¿Qué es lo que queda para Beelzebub?