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||En el capítulo anterior||

Tom, ¿Cómo es eso que tú manager me está reemplazando en mi trabajo?—ella lo aleja, mirándolo a la cara.

—Si, pues él lo está haciendo, ¿Algún problema? Tú único problema es que debes en preocuparte que te folle bien.—dice Tom, pero pronto recibe un manotazo en el brazo.—¡Auch! ¿Y eso por qué?—

—Porque sí—

—Igual pronto caes.—

||A continuación||

Estaban en el auto, en medio del tráfico, Tom manejaba y Kayak estaba al lado de él sentada, ambos sin hablar, estaban en un silencio cómodo.

—Tom, ¿a dónde vamos?—pregunta ella y miraba por el retrovisor, para luego dirigir su mirada hacia Tom.

—a mi cama.—él la mira con una sonrisa maliciosa y pervertida, acaricio la mejilla suavemente y con delicadeza de esta.

—Ya, habla serio.—ella le quitó bruscamente la mano, mirando a Tom con su rostro enojado y serio, Tom soltó una carcajada hermosa.

—Lo siento hermosa..—él paró el auto en un estacionamiento, y luego lo apagó guardándose la llave en el bolsillo.—Dame una sonrisa, no te enojes.—

—Deja de hacer chistes así.—Ella abrió la puerta del auto despacio, ya que al lado de este auto, había otro y tenia miedo de rasparlo o hacerle una raya.

Tom empuja a Kayak un poco, provocando que ella abriera la puerta más y topar el auto de al lado, en este se formó una raya negra de inmediato, se dejo ver ya que el auto era blanco.

—¡T-Tom!—Kayak salió del auto y cerró la puerta, observo la raya y luego ve a Tom riéndose dentro del auto, ella fue rápidamente hacia la puerta de él, la abrió y saco a Tom a la fuerza, del brazo.—¿que hacemos?—le pregunta ella con terror y miedo en sus ojos.

—Esa raya la hiciste tú.—el deja de reírse, solo sonríe.

—¡pero tú me empujaste!—Ella lo empujó y le dió varios manotazos en la espalda y brazo.—¡Lo pagas tú!—ella camino enojada hacia el centro comercial al que habían llegado, Tom la siguió y la abrazo por detrás, poniendo sus brazos alrededor de la cintura de ella, se disculpaba rotundamente.

—Perdóname, nena..—decía él y la seguia abrazando, sus venas estaban marcadas y notorias, sus manos estaban en el vientre de ella.—Solo fue una broma.—

—Lo que sea Tom, déjame ya, no quiero que nos vean.—dice ella, trataba de caminar pero le era imposible.

—¿Tienes vergüenza de mí, nena?—él la dejo de abrazar y solo mantuvo su brazo alrededor del hombro de ella.

—No, solo qué.. Ignóralo.—ambos siguen caminando adentrándose al centro comercial.—No te va a importar..—murmuró.

—Oh sí nena, vamos, te compraré ropa..Tal y cómo lo dije, te voy a consentir.—él fue bajando su mano, por la espalda, cintura, y terminó metiendo su mano en el bolsillo trasero del pantalón de Kayak.

The cell boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora