Página dos

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Un viernes por la tarde, en otoño.

Estoy frente al Arcade al que solíamos ir. Era tu lugar (secreto) favorito. 

Cuando me confesaste que no invitabas a nadie cuando eras pequeño con el miedo de que la magia del secreto se esfumara, fue la primera vez que hiciste mi corazón latir con fuerza. O al menos la que recuerdo. 

Me sentí especial esa vez.
No...

Era especial para ti. ¿A quién más llevarías a tu lugar de infancia si no a alguien en quien le tienes especial aprecio? Eso fue lo que pensé. Aún lo sigo pensando.

¿Sabes? No creo estar exagerando. Me diste todas las señales. Todas las pistas y me llevaste hacia el camino a tu corazón. Tal fue mi sorpresa cuando descubrí que el espacio alojado en tus sentimientos era el de una simple amiga. Yo no era tu simple amiga. Creí que lo había demostrado en cada caricia, en cada abrazo, regalo, consejo y momentos que te di. Yo estaba lista para ser lo que quisieras para ti...

Está bien. No es culpa de ninguno. Simplemente no iba a funcionar. Es lo que me repito a diario cuando veo parejas tomadas de la mano, como ahora. 

En este clima tan bello caen las hojas pero parece que florece el amor. 

Pero no el nuestro.

glimpse of usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora