ONE SHOTS Residet Evil

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Título: Declaración

Advertencias: Previo a los sucesos de Racoon City, Chris necesitado, sexo oral (f), jalar del cabello, descripción detallada de las escenas, jugueteo intenso, dom/reader.

Apariencia: Chris Redfield de RE 5 (solo para que se lo imaginen, porque sería muy gracioso que ponga al Chris de RE 1 que está todo pixeleado).

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Hace tiempo te habían invitado a formar parte de uno de los miembros más prestigiosos de S.T.A.R.S. por tu gran desempeño en la Academia de policias de Racoon City. Fue un gran honor para ti el que te consideraran para ese trabajo, asi que sin titubear aceptaste la invitación.

La persona encargada de recibirte en tu primer día de trabajo fue Chris Redfield; un hombre alto, robusto, de profundos ojos azules, cabello castaño y, debías admitirlo, bastante atractivo también.

Él te esperaba en la puerta de la sede con un vaso de unicel lleno de café y una pequeña caja plástica que contenía un donut de chocolate en su interior. Al divisar tu llegada comenzó una caminata rápida para alcanzarte, logrando al fin saludarte con un tono de voz enérgico para la hora que era.
Fue muy amistoso al presentarse y entregarte tu desayuno de bienvenida, regalandote a su vez una cálida sonrisa. Te invitó a ingresar al edificio y se tomó el tiempo de mostrarte cada rincón de la sede para que jamás estuvieras pérdida, te presentó con tus colegas y te llevó ante tu capitan para que te asignaran con tus deberes de la semana. Al terminar, retomaron el rumbo que los dirigió directamente a tu oficina que estaba situada junto a otras que indirectamente conectaban con la de Chris.

"Muchas gracias por todo, Chris. Es de gran ayuda todo el recorrido que me diste."

"Ni lo menciones, ____. Siempre puedes buscarme para cualquier cosa que necesites."

Notaste que Chris se acercó un poco dejándolos a una distancia bastante corta que, para tu sorpresa, no se sentía para nada incomoda.

Pasaron unos cuantos segundos en silencio en los que permanecieron en aquella posición mirándose fijamente a los ojos, hasta que te atreviste a romper de una vez por todas el acogedor silencio que los envolvía.

"¿Está todo bien, Chris?"

Te miró por unos segundos sin respuesta.

"¿Chris?"

"S-si, es solo... Y-yo..." Sacudió rápidamente la cabeza y se incorporó soltando una risa nerviosa.

"N-no pasa nada, es s-solo... Que recordé que tengo unos pendientes, mejor me voy antes de que sea más tarde. H-hasta luego, ___." Y se fue rápidamente sin darte más explicaciones.

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Pasaron varios días en los que tu y Chris no se habían dirigido la palabra. No es que tu no lo quisieras, pero algo en el comportamiento extraño de Chris hacía que no pudieran mantener a flote una conversación por más de un minuto. Vuestras charlas siempre comenzaban con un "Hola, ¿Cómo estás?" Y se disolvían rápidamente con muchos silencios incómodos que culminaban con ustedes dos saliendo a toda prisa de la sala en la que estuvieran. Aún no comprendías porque Chris actuaba tan extraño desde aquel día en el que te recibió.

Una noche no tuviste más remedio que quedarte más horas de lo usual para terminar con el papeleo que te atormentaba por los últimos días. Asi que te preparaste para una larga jornada nocturna en la que tus únicos compañeros serían tu fiel taza de café y 5 enormes pilas de hojas por revisar.