ONE SHOTS Residet Evil

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Título: My hero/ Mi héroe

Advertencias: Violencia típica del canon, lastimaduras, torceduras, Leon siendo muy protector.

Apariencia: Leon Kennedy de RE4 remake

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«Hoy es Lunes... o ¿Jueves? ¿Qué día es hoy? ¿Cuánto tiempo llevo encerrada aquí?...»

Hoy fue el día en el que aceptaste tu realidad. Estabas encerrada, y cada cosa que pusieras en práctica resultaría prácticamente inútil.
Por lo poco que sabes ,y haz podido oir de esos malditos aldeanos, tu pequeña prisión consiste en una celda subterranea de más de 4 pisos de profundidad. Si por un milagro consiguieras salir todavía tendrías que correr de todos esos enfermos, y tu ya no cuentas con la energía para hacer eso.

Durante la última semana habías intentado gritar, atacar e incluso excavar a través de una de las paredes, pero con cada intento que hacías te sumías en una profunda depresión cada vez que fallabas.

«¿Por qué a mi? ¿Cómo estarán mis padres? ¿Me estarán buscando?»

Empezaste a llorar ante la idea de haber perdido a tus seres queridos para siempre, solo tendrías que vivir el resto de tus días dento de estas húmedas y frías paredes.

Durante lo que tu ahora pensabas quizá era la tarde, entró en tu recinto un hombre corpulento acompañado de dos de sus subordinados. Habías escuchado cuchichear a alguno de ellos mencionando que el hombre gigantesco era conocido como Bitores Méndez.

Esa tarde no fue bonita, nuevamente intentaste resistirte a los tirones que aplicaban los aldeanos a tus cadenas y lo que recibiste fue una paliza del hombre robusto. Inmediatamente caíste inconciente sobre el frio suelo. Como sea, eso era mejor que ir de conejillo de indias a los laboratorios que tenían en ese lugar. Aún recuerdas los gritos y lamentos de los otros "sujetos de prueba". Era como las mismísimas puertas del infierno abriéndose.

Pasó una semana más, tratabas de mantenerte lúcida cantando melodías que recordabas o intentando contar las horas para adivinar en que día de la semana estabas. Sabías que era inútil, que seguramente ya habrías perdido la noción del tiempo y que seguramente ya habrían pasado 2 meses en lugar de 3 semanas como tu creías, pero aún así te negabas a rendirte ante la locura.

Hoy te soltaron las cadenas y te permitieron andar sin ellas dentro de tu celda. No cambiaba nada, pero al menos pudiste sobar las lastimaduras de tus muñecas a causa de las pesadas cadenas. Decidiste pasar el tiempo sentada en una esquina de la oscura habitación, cantando y perdiendo tu mirada en el profundo vacio que te otorgaba la oscuridad. De pronto oíste un gran alboroto proveniente del exterior.

Oías forcejeos y gritos, hombres pidiendo refuerzos y maldiciones por lo alto, hasta que todo quedo en silencio. De pronto la puerta de tu celda comenzo a agitarse violentamente hasta que cedió sin más y dejó ver a quien había irrumpido en la habitación.

Tus ojos se adaptaron para captar la silueta corpulenta de un hombre, el cual se dirigió de inmediato a tu figura para auxiliarte, deteniéndose solo cuando vio como te alejabas con miedo creciente en tu mirada.

"Soy Leon. Por favor no temas, quiero ayudarte."

Pudiste verlo mejor cuando él encendió su linterna e iluminó la habitación. Inmediatamente captaste sus profundos ojos azules los cuales trataron de transmitirte confianza y tranquilidad.