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― MARTINA, CONSEGUI EL PAPEL ― Me dijo mi hermano, Felipe, se notaba que estaba muy emocionado
― ¿QUE? ― Le dije. Cuando terminé de decir eso me puse a dar brinquitos de la felicidad.
― Si, pero nos tenemos que mudar a España. ― Me dijo, yo no le veía nada de malo mudarme, solamente que no iba a ver a Agustin. Pero el destino tenía otra cosa planeada.
― Mejor. ― Le dije.
Me fui a mi pieza, y puse mi ropa, mis pertenencias y dinero en mi valija. Cuando terminé, fui abajo. Mi hermano estaba llamándome desde abajo. Estaba bajando las escaleras rápidamente, nos íbamos en el auto de nuestros padres.
― Dale nena, subite ― Me dijo Felipe.
Finalmente, me subí al auto, y después de un rato llegamos al aeropuerto. Yo no me podia creer que estaba viajando a España. No podia dejar de pensar en aquella fiesta, en la que conocí a Agustin, en Uruguay hace ya un año. Ahora estaba en Argentina, donde vivía con mi hermano.
Entramos a el aeropuerto y esperamos sentados a que llegara el avion. Resulta, que mi hermano tenía compañeros de Argentina, y se tomaban el mismo avion, así que conocí a algunos anticipadamente.
Conocí por ahi a Esteban Kukurickza, Matias Recalt, Santiago Vaca Narvaja, etc.
Cuando ya era tiempo, subimos a el avion y nos sentamos en nuestros lugares. Yo estaba super ansiosa por conocer a los demás compañeros de trabajo de mi hermano. El me trajo ya que ya era mayor, y mis padres no podían cuidarme.
Agarré mi celular, y escribí a aquel número que Agustin me había pasado en aquella fiesta.
Pero ahora tenía que enfocarme en que ya casi aterrizábamos, estaba muy aterrada de las alturas así que ni en pedo venia por la ventanilla. Estaba cagada de hambre, así que le pedí a la azafata algo para comer. Me dio unas galletitas, estaban riquísimas. Le compartí algunas a Felipe, él tampoco había comido nada en el viaje, por vergüenza.
Pasaron las horas desde eso, y finalmente aterrizamos en España. Era algo hermoso, nunca había visto algo así. Probablemente nunca había visto algo así porque yo casi nunca viajaba. Esta vez solo vine porque venia mi hermano. Si no, ni venia.
Cuando aterrizamos, entramos al aeropuerto y conseguimos nuestra valija. Yo estaba aterrada, y me preguntaba; ¿Qué pasa si no les caigo bien? ¿Y si son mala onda?, podrían pasar millones de cosas, pero yo me imaginaba las peores.
Finalmente, llegamos a el hotel, donde estaban los compañeros de mi hermano.
― Feli, ¿Me tengo que presentar? ― Le dije
― Si vos queres, si, no es obligatorio ― Me dijo
Yo estaba cagada de miedo, pero bueno, fui pasando y los saludé con un beso en el cachete a cada uno. Cuando llegue a una cara conocida, que estaba de costado. Lo intenté saludar con un beso también, pero él se giró y casi que le di un beso en la boca. Tenía una vergüenza, hasta que lo vi y era Agustin. Cuando yo vi eso, me gire, salude a Feli y me fui a mi pieza. Miles de preguntas pasaban por mi cabeza, pero una principalmente se repetía. ¿Agustin uno de los compañeros de mi hermano?, No podia dejar de pensar en eso.
Me pegue un baño, y despeje mi mente. Me cambié y me puse un pijama, ya era de noche. Cuando estaba por ir a dormir, vi que tenía compañía. Me habían informado que compartíamos cuarto, pero no me espere que yo tuviera que compartirlo con Agustin y Matias. Yo estaba muerta de la vergüenza, ya que me había puesto mi pijama favorito de snoopy. Me acosté en la cama, había un silencio incomodo, demasiado incomodo. Hasta que Matias rompió el silencio.
―Y, ¿ustedes son los que casi se besan? ― Dijo, sin vergüenza.
― Si, pero fue un accidente ― Dije yo.
Agustin tenía cara de que estaba decepcionado, y un poco triste. Yo me acosté al lado de él, para charlar un poco y subirle los ánimos. Cuando me acosté, me di cuenta de que estábamos muy cerca el uno del otro, le sentía la respiración. Veía como se sonrojaba así que me gire para el otro costado. Al final conecté con ellos dos mucho, eran muy buena onda, así que hice nuevos amigos. Pasamos toda la noche cantando, charlando y boludeando. Todo menos durmiendo.
Al día siguiente, me encontré con Agustin a pocos centímetros míos, de vuelta. Me gustaba una banda, no podia resistir la tentación, pero de alguna manera lo hice y me levanté de la cama. No podia enamorarme de uno de los compañeros de mi hermano, no era posible. Trate de convencerme de que yo no sentía nada por él, y lo vivía negando.
Sali del cuarto, y fui directamente a la cocina, quería hacer el desayuno. Hice unos panqueques, y me salieron riquísimos, les puse banana y dulce de leche, así era todavía más rico.
Mi hermano se había levantado ya hace tiempo, se me acerco y me pregunto que había hecho ahi.
― Ah, hice panqueques. ¿Queres uno? ― Le dije
― Si, totalmente, se ven riquísimos ― Me dijo, se notaba que lo decía sinceramente.
― Bueno, toma, espero que te gusten. ― Le dije, tenía confianza en que me habían salido ricos.
― Nena, ¿Vos de donde aprendiste a cocinar tan rico? ― Me dijo Felipe
― Aprendí del mejor― Le dije, era obvio que había aprendido de él. Cocinaba tan rico, era imposible que alguien cocinara así de delicioso.
Estaban todos despiertos ya a esa hora, así que les ofrecí uno a cada uno, y me quede sin.
