𖹭 . 𝖼𝖺𝗉𝗂́𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖽𝗈𝗌

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"Como en los Juegos Olímpicos, saltando a través de aros"

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Sunoo quería ser un buen omega, un buen esposo y una buena pareja.

¿Qué necesitaba para ser un buen omega? Claramente, ayudar a su alfa con su trabajo. Estaba afligido de siempre ver el estado demacrado en el que llegaba su amado a su hogar, últimamente había más trabajo en la Asamblea y esto mantenía extremadamente cansado al alfa.

Le dijo a su Riki que estaba disponible para ayudarlo, igual seguía estando de descanso de las pasarelas, quería centrarse en su trabajo como actor; sin embargo, como ansiaba pasar más tiempo junto a su esposo, no tomaba papeles que lo llevarán muy lejos o demasiado importantes.

Lo único que su alfa le respondió fue: "No te preocupes amor, estoy bien, no necesito ayuda" eso junto con una sonrisa cansada que rompió profundamente el corazón del rubio.

Claro que Sunoo seguía preocupándose, por lo que decidió actuar como ayudante de su esposo mientras este trabajaba en su estudio, podía al menos hacer eso, anteriormente había actuado el papel de un secretario, por lo que en su mente seguía estando lo básico sobre el puesto.

Tomó su ropa más adecuada para esto, una camisa de vestir blanca, unos pantalones negros elegantes y unos mocasines negros, si iba a hacerlo, tenía que hacerlo bien y meterse de lleno en el papel era como él solía trabajar.

Caminó con una sonrisa hacia la oficina de su esposo y tocó dos veces la puerta, pronto escuchó la voz de Riki permitiendo su entrada.

Al hacerlo vio como su alfa, vestido con una simple sudadera gris y un short negro, ojeaba algunos papeles, poseía ojeras leves y una mirada muy exhausta, había una taza de café medio llena a un lado del escritorio y un plato vacío, supuso que era el del desayuno.

Carraspeó y vio como el pelinegro levantaba la vista y lo miraba con una leve sonrisa, no pudo evitarlo y al ver que abría los brazos corrió hacia ellos, se sentó en el regazo de su esposo mientras este lo encerraba en sus brazos y llenaba todo su rostro de besos uno tras otro.

El omega de hebras rubias le sonrió a su esposo mientras este lo llenaba con su aroma, sin embargo, se sintió triste al ver las terribles ojeras bajo esos preciosos ojos, dejó un beso suave en los labios del alfa y se apartó luego de llenarlo con su aroma así como el otro había hecho.

Se paró frente al escritorio del pelinegro, este lo miró confundido, le sonrió suavemente.

— Hoy seré tu asistente personal y ayudaré en todas tus tareas. —dijo con tono firme, Riki frunció el ceño, parecía estar a punto de decir algo, pero él lo detuvo—. No, no podrás convencerme de lo contrario, alfa, hazme caso. —ordenó.

— Pero bebé- —Sunoo negó con la cabeza mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.

— Que no, ya dije que no ibas a convencerme de lo contrario, Nishimura Riki. —dijo, luego tomó algunos papeles del escritorio de su alfa y los revisó, eran cosas de política y algunos convenios internacionales, sabía que su esposo tenía una empresa propia, por lo que no le sorprendió ver papeles sobre la misma pidiendo ayuda sobre una crisis informática.

Esta era su oportunidad, ya que, contrario a lo que muchos pensaban, Nishimura Sunoo era bueno en informática, había sido su hobby durante sus años de secundaria.

— Puedo ayudarte con esto. —murmuró tomando todo lo relacionado, luego se sentó en el regazo de su alfa y comenzó a escribir cosas sobre el papel, tomó una laptop y comenzó a arreglar el problema de raíz.

──    𝗉𝗈𝗌𝗂𝗍𝗂𝗈𝗇𝗌   ୨୧   𝘀𝘂𝗻𝗸𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora