1 ๋࣭ ⭑⚝

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Akaza:
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Amo a el profesor Rengoku, haría lo que sea por él. Cambie mi personalidad, dejé de pelear, volví a pelear, comí menos, comí más, lo llamaba, no lo llamaba, lo mensajeaba todo el día, dejaba de hacerlo, lo tocaba, no lo tocaba, le daba regalos, dejaba de dárselos, le decía cosas bonitas, paraba de hacerlo, dormía, no dormía.... todo según su voluntad, todo para seguir con él.

Creo que había perdido peso, pero no había problema, Kyojurou decía que me veía mejor así.

Peleamos? No hay problema! Yo me encargo de todo, hablemos, me disculpo, fue mi culpa hacerlo sentir mal porque me siento mal. Después de todo cómo me atrevía a apagar el sol con mis problemas?

Desarrollé ataques de pánico? No hay problema, los de Kyo eran más fuertes y vienen primero, solo debía respirar y todo estaría bien... todo estaría bien...

Verdad?...

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Otro día en la Academia Kimetsu pasaba entre el frío del invierno, mi estación favorita. Dejé a mi hermano Hakuji y su novia, que era casi como mi hermana, en la entrada para darles tiempo a solas y no molestarles.

Caminé a paso rápido hacia un aula en específico, un aula en la que sabía que encontraría el sol, o más bien, quien brillaba como él. Si, una vez llegué frente a mí se encontraba el profesor Rengoku... el profesor más guapo y fuerte que he conocido jamás, y a la vez mi pareja desde hace casi medio año.

Si bien debíamos escondernos, yo no me acomplejaba por eso, pues después de todo era por mi seguridad según Kyojurou, y yo como siempre le creí ciegamente sin preguntar más aunque fuera una persona habladora y ansiosa que quería hacer mil veces las mismas preguntas.

— Kyojuro! — digo radiante

— Ahora no jovem Soyama — dijo con su sonrisa formal pero algo forzada que siempre le daba a sus alumnos.

Auch... eso dolió, no había nadie más en el aula después de todo, por qué no podía llamarle por su nombre?... No había nada de malo cuando estabamos solos después de todo...

— Ya hablamos de esto — Me dijo cuando le pregunté el por qué sin ninguna vacilación.

Cierto... nada de romance dentro de la escuela, me estaba protegiendo, debía recordar sus buenas intenciones y apreciarlas... No podía permitir que estos malos sentimientos siguieran creciendo...

— Nos vemos en tu apartamento entonces... —

Suspiré y me dirigí a mi salón de clases donde me senté en el lugar de siempre, la parte de atrás al lado de la ventana. Al ser el penúltimo asiento de la última fila, a mi lado todo el semestre hubo un asiento vacío, pero no me sorprende, después de todo el resto de la clase o me tenía miedo, o me tomaba de bufón.

Mi plan era dormir hasta que empezara la clase, pero este fue frustrado por el timbre repentino y el ingreso del profesor de matemáticas Sanemi que siempre parecía tener una guerra contra mí. Pero esta vez parecía enojado no por verme, sino por otra cosa, así que levanté mi mirada curioso para averiguar cual fue el milagro que desvió la rabia del profesor Sanemi.

— A ver desperdicios de oxígeno, el día de hoy se sumará un alumno nuevo, este es Douma Kurushi, un mocoso que vino del extranjero, adelante Kurushi — dice el profe Sanemi tan amoroso como siempre (notese el sarcasmo), mientras escribía el nombre de quien mencionó en la pizarra.

Suspiré sabiendo que sería uno más a quien no le importaría un bledo, pero agradecía que hoy el nuevo sería quien recibiría toda la atención. Lo que no me esperaba eran esos ojos arcoíris tan particulares que lo primero que hicieron al llegar fue mirarme a mí...

— ¡Un placer conocerlos a todos! Soy Douma Kurushi, cuídenme en el futuro por favor — dijo el nuevo con una sonrisa de oreja a oreja.

Ese fue el comienzo de todo...

Más allá del sol (Doukaza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora