Mi única razón eras tú.

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Era una tarde tranquila en Yokohama. Menos en la agencia había una fiesta pequeña, una fiesta donde todos los integrantes del departamento celebraban con cuerpo y alma.

Había cumplido la agencia su décimo aniversario.

Todos celebraban con alcohol y música y no faltaba la comida, pero un integrante no celebra como los demás. Solo estaba sentado, no había tenido unos días buenos, unos recuerdos viejos regresaron a su mente. Solamente quería olvidar eso, no quería sentirse más pésimo de lo que ya eran sus restos de sus días. Dazai Osamu, el maníaco suicida de la agencia.

Dazai estaba sentado en una mesa pegada a una de las ventanas, estaba observando la ciudad, pensaba en el.

»Si Odazaku estuviera vivo ¿Sería feliz? »  Pensó.

Atsushi era su ordinario de Dazai, un joven de 18 años, tímido y un poco callado. Noto que si superior estaba distraído viendo hacia fuera de la ventana. El poco sol que había le daba en la cara, con un poco de viento haciendo que se alborote el pelo de Dazai.

»Dazai-san es muy raro» Pensó.

—Dazai-san ¿En qué piensa? —Su subordinado, Atsushi pregunto.

—Nada Atsushi-kun, solo que ahorita estoy disfrutando de la tarde —Respondio Dazai.

—Oh ¿No quiere un trago Dazai-san? —Atsushi era una persona de pocas palabras, normalmente el que hacía charla era Dazai y no el, pero Atsushi últimamente notaba algo distraído? Raro? Triste? A su superior. Y no sabía que hacer, más que invitarle un trago.

—Entonces, tomemos juntos Atsushi-kun. —Y con eso basto para que Dazai siguiera tomando al punto de llegar borracho era la segunda vez que se ponía así, era tolerable al alcohol pero está vez se dejaría llevar por el embragriante olor y por su amargo sabor del alcohol.

»No tengo a nadie» era lo que pensaba todos los días. El en verdad estaba solo?.

La tarde seguía, hasta que se oscureció el cielo. Ya era de noche, casi todos de la agencia estaban tomados. Dazai se encontraba tomado pero con un poco de conciencia. Quería irse a casa ya no querían que lo vieran así.

No por qué estuviera borracho.

No porque tenía su ropa mal desarreglada.

O por qué había vomitado,no.

No quería que lo vieran llorar, por qué era lo que quería hacer. Llorar, gritar y empastillarse al punto de perder la conciencia, por qué todavía le duele, le duele la muerte de Odazaku, como si se hubiera muerto ayer.

El solamente se paró como pudo y salió de ahí, ya estaba caminando a dirección a su casa, de lo borracho que estaba se cayó varias veces pero aún así siguió, ya quería llegar a su casa.

Se paró en frente de una casa chiquita, una habitación, un baño y una cocina, con una pequeña salita, algo realmente chiquito.

»Hogar dulce hogar» Pensó.

No era que no quería vivir o que no quería ser feliz, pero le era imposible volver a tener ganas a vivir o ser feliz. Por qué su felicidad se la llevó el cuando murió.

Saco las llaves de su saco y empezó a intentarle a atinar a la puerta, se recargo de esta para abrirla, intento varias veses por qué parecía como si la cerradura se moviera, como si no lo dejara entrar, hasta que al fin abrió, entro, cerro y solo dió dos pasos para que se cayera y empezará a crebrarce.

Unos sollozos se escuchaban en esa casa. Dazai estaba echo mierda, su cara empanada de lágrimas,mocos, y con una crisis apunto de darle. Agarro las pastillas que están en el suelo y se las tomo de un jalón, solamente quería perderse en si mismo y ya.

—"Ojalá vuelva atrás y estar con Odazaku" —Esas fueron las únicas palabras que soltó antes de caer dormido. Pero no las soltó como cualquier palabra, las soltó en forma de deseo, anhelo y emoción.




Entre tu y yo.  [Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora