Akira Gojo, nació de un matrimonio arreglado entre dos Clanes muy poderosos, para así poder crecer sus riquezas.
Akira nació con grandes habilidades. Una gran fuerza física y una energía maldita algo grande, pero... No siempre el tener mucho poder e...
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— ¿Qué es esto?
Akira se encontraban en un lugar completamente oscuro, no podía ver nada. Lograba escuchar claramente los latidos acelerados de su corazón, al igual que su agitada respiración. Había sido absorbida por aquel agujero en el suelo, no sabía dónde estaba, y mucho menos dónde se encontraban sus demás compañeros de equipo.
Un sonido que no logró diferenciar bien, hizo que presionará el agarre de su arma maldita, dando un salto algo alto, seguido de eso se escuchó un golpe fuerte. Al aterrizar al supuesto suelo, sintió como si cayera a una gran velocidad. Akira logró aterrizar bien en el suelo, dándose cuenta que ahora estaba en una habitación parecida a la que se encontraba antes de ser absorbida por el agujero. El lugar se parecía bastante, pero no estaba Megumi, Yūji, menos Kugisaki.
Un ataque fue dirigido hacía ella, el cual esquivó antes de que impactará contra su rostro. Maldiciones empezaron a salir de sus escondites, aquellas parecían ser de categoría 3, tal vez 2. Empezaron a soltar ataques, los cuales eran esquivados por la chica. Akira se lanzó, exorcizando con su arma a un grupo de un sólo ataque, regresando a su posición anterior. No podía bajar la guardia por nada, no sabía que otra maldición podía aparecer.
Conforme iba exorcizando, más maldiciones iban apareciendo, empezando a tener dificultades. Tenía un corte en su mejilla, su uniforme estaba un poco rasgado, su respiración acelerada, y no podía dejar de pensar en que tenía que terminar rápido e ir con sus demás compañeros. Eso hacía que se lanzará a exorcizar a las maldiciones sin pensarlo, y a la vez se distraerá un poco por sus pensamientos. El último grupo de maldiciones fue exorcizado, Akira apretó más el agarre de su arma, empezando a mirar a su alrededor. Ya no salían más maldiciones, tampoco sentía la presencia de éstas. Guardo su arma, colocandola en su hombro, lista para ir a ayudar a sus compañeros si lo necesitaban, pero sus pasos pararon en seco al sentir una presencia algo pesada detrás de ella, rápidamente volvió a sacar su arma, tirando el estuche al suelo, para luego darse la vuelta, golpeando el suelo fuertemente.
Una vez que el polvo se disolvió, dejó ver a una maldición, al parecer de grado especial. Aquella maldición dio una sonrisa algo aterradora, haciendo que la pelirroja retrocediera un poco. La maldición se acercó a ella a una gran velocidad, dándole un buen golpe que causó que se estrellara contra la pared. Akira escupió sangre, para luego pasar la manga de su uniforme por sus labios, limpiando los restos de sangre, y se puso de pie. El sonido de la arma golpear contra el cuerpo de la maldición hacía eco en el lugar. Ella sólo le había causado un par de cortes, a diferencia de el espetro a ella.
Mentira seria decir que no tenía miedo. Su cuerpo temblaba, siendo entendido, se encontraba frente a una maldición de grado especial, no sólo un grado especial. La maldición iba más allá, era muy fuerte. La chica se encontraba desesperada, ideando un plan en su mente, sin ver venir el ataque directo. Se protegió con su arma del ataque, ataque que no llegó a impactar contra ella. Alguien había jalado de su brazo, esquivando por ende el ataque, cayendo los dos al suelo, el chico llevándose un golpe en la cabeza al protegerla con su cuerpo.
