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Cada vez que pensaba en eso, nunca le dio importancia. Era solo una leyenda, quiso creer. Incluso si sabia que no se podía catalogar como tal, el estuvo presente para afirmar el como la gente se unían entre si solo porque el destino así lo quiso.

Su presencia, incluso si su presencia en ese entonces fue inane, estuvo presente el como aquellos seres que debía proteger, eran reencontradas por lo que se dice su alma gemela.

La alma que el destino les eligió para ellos, una alma que no era consciente por si sola y era forzada a mantenerse junto con la que se supone era con la que lo complementaba.

La gente mencionaba como eran las melodías que escuchaban, lo que les generaba, pero incluso si decían cada detalle de esa armonía, nunca podrían expresar perfectamente que es lo que sentían.

Porque era algo que lo hacia suyo, algo que solamente dos personas podrían escuchar, algo que durada toda su vida si es que deciden pasar juntos hasta el final de sus días.

Y ese era el problema de Raizel, el escuchaba esa melodía todos los días, la mayor parte de sus días, pero incluso cuando estuvo casi al final de su vida, nunca tuvo la oportunidad de estar a lado de esa persona, no de la manera que se "debía".

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La primera vez que la escucho, fue cuando caminaba tranquilamente con esos humanos, después de despertar y buscar a su estimado amigo, aun si se mantenía al margen y analizaba a su alrededor, de el como los humanos evolucionaron en distintos aspectos de su vida cotidiana, pero a sabiendas que en algún punto eso sucedería, se mantuvo tranquilo.

Tranquilidad que fue perturbada por un grito agudo, seguido de su acompañante quien salió corriendo seguido del más pequeño, de tal modo que los siguió también, presenciando justo a tiempo el como el Shinwoo, aquel chico que se mantuvo a su lado la mayor parte del tiempo, daba un golpe al parecer lo suficiente como para hacer retroceder al sujeto de aura extraña.

Pero lejos de llamar eso su atención, incluso si aun presentía los gruñidos y balbuceos incoherentes, el hecho de escuchar una canción lo suficientemente fuerte como para ignorar todo a su alrededor, solo le causo una pequeña intriga y a la vez sorpresa. Tantos años de espera y por fin logro escuchar aquella melodía que hacía danzar a su alma con el que se suponía debía de ser su complemento.

Y al parecer su destinado también lo tomo desprevenido ya que sintió su titubeo. Aun si no lo veía, sabia que estaba entre los presentes y eso solo le generaba más intriga.

—¡Oye! ¡No te quedes ahí parado! ¡rápido, sígueme! —Fue sujetado con la suficiente fuerza como para hacerlo caminar al principio, incluso si lo hizo a pasos lentos, olvidándose de los acontecimientos que pasaban a su alrededor.

Incluso entre los gritos agudos de esos tres seres, su atención solo se encontraba en lo lejana que se escuchaba esa sintonía.

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Asumió rápidamente que seria la primera y última que la escucharía, por muy avaro que llego a creer que es, deseo para si mismo que solo haya sido una casualidad y ese ser haya sido una persona que pasaba por ahí.

Claramente no fue así, no sabia que creer ahora, había mucha gente a su alrededor, contando a esos dos sujetos que le causaban un ligero sentido de sospecha.

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⏰ Última actualización: Apr 26 ⏰

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