Reflejos rotos

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Miguel se encontraba en un parque oscuro y neblinoso, donde las sombras se alargaban ominosamente y el aire estaba cargado de una sensación de inquietud y malestar. Caminaba por los senderos retorcidos, tratando desesperadamente de alcanzar a su amigo, quien parecía estar siempre un paso adelante, desvaneciéndose en la oscuridad a medida que éste se acercaba.

A su alrededor, los árboles crujían y susurraban palabras ininteligibles, como si estuvieran susurrando secretos oscuros al viento. Sentía una sensación de profunda incomodidad y peligro que lo envolvía mientras se adentraba más y más en el parque, persiguiendo a su amigo con determinación obstinada.

De repente, el paisaje cambió ante sus ojos, transformándose en un laberinto retorcido de pasillos oscuros y sinuosos. Las paredes parecían cerrarse a su alrededor, como si estuvieran tratando de aprisionarlo en su interior. se sintió atrapado y desesperado, luchando por encontrar una salida mientras el aire se volvía cada vez más opresivo a su alrededor.

Finalmente, Miguel despertó de golpe, su corazón aún martillando con fuerza en su pecho. Se sentó en la cama, jadeando y con el cuerpo empapado en sudor, mientras luchaba por sacudirse las imágenes angustiantes que habían invadido su mente durante la noche. Parpadeó varias veces, tratando de despejar la bruma del sueño de su mente mientras se acostumbraba a la luz del sol que se filtraba por la ventana.

—¿Qué mierda fue eso? —susurró, su voz apenas audible en la quietud de la habitación, mientras intentaba procesar el turbio sueño que lo había sacudido de su sueño.

Al mirar el reloj en la mesita de noche, una sensación de sorpresa y confusión lo invadió. Eran las 11:00AM, mucho más tarde de lo que solía despertarse. Se frotó los ojos con fuerza, como si tratara de borrar las últimas huellas del sueño de su conciencia, antes de levantarse lentamente de la cama.

Finalmente, se dio cuenta de que tenía hambre y decidió bajar a la cocina para prepararse algo de desayunar. Mientras caminaba por el pasillo, la sensación de soledad y desolación lo envolvía, como una manta fría que se aferraba a su piel. La casa estaba extrañamente silenciosa, y un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando se dio cuenta de que no había nadie más en casa.

Llegó a la cocina y abrió la nevera, buscando algo para comer, pero su apetito había desaparecido junto con la sensación de familiaridad que solía tener en ese lugar. Se preguntó dónde estaría su madre en ese momento, pero la pregunta se desvaneció rápidamente en su mente mientras se daba cuenta de que ya no le importaba lo que ella estuviera haciendo.

Con un suspiro resignado, Miguel tomó un poco de jugo de naranja y se sentó a la mesa, sumido en sus propios pensamientos. Repasó mentalmente los eventos de la noche anterior, tratando de encontrar algún sentido en el sueño que lo había perturbado tanto. Sin embargo, cada vez que intentaba recordar los detalles, las imágenes se desvanecían como humo entre sus dedos.

Justo cuando comenzaba a sentirse abrumado por sus propias reflexiones, recibió un mensaje en su teléfono. Al revisar la pantalla, vio que era un mensaje de aquél chico que lo traía tan tenso.

"Kieres venir a jugar a mi kasa :v"

La invitación de éste para jugar videojuegos lo sacó momentáneamente de su ensimismamiento, ofreciéndole una distracción bienvenida en medio de la confusión y el malestar que lo rodeaban.

Con un simple "Ok" como respuesta, Miguel se levantó de la mesa y se preparó para salir de casa, sintiendo un destello de esperanza en su interior mientras se dirigía hacia la casa de su amigo. Aunque sabía que la visita a casa de Luis no resolvería todos sus problemas, al menos le ofrecía la oportunidad de escapar de sus pensamientos inquietantes y pasar un tiempo con alguien que conocía y en quien confiaba.

Al llegar a aquél sitio, se acercó a la puerta de la casa de Luis, una acción que solía ser rutinaria pero que en ese momento parecía estar envuelta en una atmósfera de misterio. Cuando estaba a punto de tocar el timbre, la puerta se abrió sola, deslizándose lentamente hacia atrás. Frunció el ceño un tanto extrañado, pero decidió entrar de todos modos.

Con paso firme pero cauteloso, atravesó el umbral y entró en la casa. Observó a su alrededor con una mezcla de curiosidad y precaución, notando cómo la oscuridad parecía envolver cada rincón de la estancia. Su ceño fruncido no se desvaneció mientras avanzaba por el pasillo, preguntándose desde cuándo dejaban la puerta abierta, aunque, realmente no era algo que le importase mucho.

Al llegar a la sala de estar, su mirada se posó en un mueble cercano, donde descansaba una fotografía enmarcada. Era una imagen de él y Luis, tomada por Papulince durante uno de sus días juntos. Sin embargo, algo llamó la atención de éste: la parte donde se encontraba su amigo estaba rasgada, como si alguien hubiera arrancado esa sección de la foto.

Intrigado, tomó el cuadro entre sus manos y lo inspeccionó detenidamente, tratando de entender qué podía significar ese detalle. De repente, una presencia lo tomó por sorpresa, haciendo que el chico diera un respingo y estuviera a punto de golpear con el cuadro a quien se le acercaba.

—¡¿Qué demonios?! —exclamó, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.

Cuando se percató de que era Luis quien había aparecido de repente, se calmó un poco, pero aún miraba a su amigo con cierta desconfianza.

Luis alzó una ceja, observando la reacción de su amigo con diversión.

—¿Qué haces con eso en la mano, papu? —preguntó, con una sonrisa burlona en el rostro.

Miguel rodó los ojos, sintiéndose un poco avergonzado por su reacción exagerada.

—Nada que te incumba —respondió, guardando la fotografía enmarcada de nuevo en su lugar.

Luis soltó una risita, disfrutando de la incomodidad de su amigo antes de recordarle dónde estaban.

—Estamos en mi casa, ¿recuerdas? —dijo, señalando el entorno a su alrededor con un gesto casual.

Miguel asintió, dispuesto a dejar atrás el incidente y pasar a lo que realmente había venido a hacer.

—Bueno, ¿vamos a jugar o qué? —preguntó, con impaciencia evidente en su tono de voz.

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⏰ Última actualización: Apr 03 ⏰

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Eco de silencio (Papulince x panafresco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora