Tiempos cruzados

VII

"Solo eres un idiota desafortunado, igual que yo".

La noche era oscura y densa; sus pulmones pesaban y su boca tenía el sabor habitual del whisky. Estaba sentado en la misma silla de siempre, esperando lo mismo de siempre, tratando de obtener una nueva sensación o, mejor aún, recuperar lo que alguna vez tuvo. A veces, amaba tanto el pasado que, por más que lo intentaba, no podía dejarlo. ¿Quizás era por el confort que encontraba allí? ¿Porque allí, y solo allí, había alguien con quien llamar y compartir?

En un intento de liberarse, el castaño había añadido unas botellas de sake a su mezcla habitual. Después de su conversación de ayer con su yo más joven, sus pensamientos diarios, o mejor dicho, sus pensamientos infantiles más escondidos, estaban escritos en su rostro. ¿Por qué se quedó en silencio, escuchándose a sí mismo sin contradecirlo? ¿Por qué era cierto que era un cobarde? ¿Por qué la idea de vivir le asustaba tanto? La idea de apegarse... ¿Por qué no había hecho algo al respecto? ¡Maldición! Tsk.

El castaño, mareado por el licor, se quedó mirando fijamente el cielo  Las palabras de chibizai resonaban en su mente, recordándole la pérdida de su amigo odasaku y el peso que llevaba consigo por no haber podido salvarlo.

Lo había intentado lo había intentado maldita sea quería gritarselo...

Cerró los ojos brevemente, tratando de alejar esos pensamientos dolorosos que lo acosaban constantemente. Pero no podía evitarlo. La sensación de impotencia que lo invadía cada vez que recordaba aquel día seguía ahí, como una sombra que lo perseguía a donde fuera.

"¿Realmente he mejorado?" se preguntó para sí mismo en un susurro apenas audible. Por más que intentara convencerse a sí mismo de que sí, de que había dejado atrás su pasado oscuro en la mafia, la verdad era que seguía sintiéndose perdido y vulnerable aveces tan incomprendido....

La imagen de odasaku, su amigo más cercano y leal, se desvaneció ante sus ojos, y en su lugar solo quedó el vacío y la culpa. ¿Qué habría sido de él si hubiera podido salvarlo? ¿Cómo podría seguir adelante con ese peso en su corazón?

Suspiró profundamente, sintiendo el peso de su soledad y sus miedos más profundos. En ese momento, la luz de las estrellas parecía más distante que nunca, como si se burlara de él con su resplandor inalcanzable ,vagando perdido en sus pensamientos con .

Caminaba por un oscuro callejón, uno que sería inseguro para un transeúnte habitual, pero que para el castaño era reconfortante de alguna manera. Así que nadie escuchó cuando la botella salió disparada hacia una pared el castaño la había lanzado y la veía caer al suelo en miles de fragmentos

—Es extraño verte perder la calma —le dijo alguien a sus espaldas. El sonido de unos pasos conocidos acercándose lo hizo tensarse, levantándose torpemente y colocando su máscara habitual, la de ¿siempre también?

—Kunikida-kun, ¿qué... qué haces por aquí? —dijo el castaño con ligera sorpresa. Si no estuviera borracho, quizás habría podido disfrazar su sorpresa con una burla.

—Estaba buscándote. No parecías muy concentrado esta tarde... ¿es por la noticia?

El castaño frunció los labios, apretándolos. La noticia. Así le habían llamado a su baja temporal, por así decirlo. El presidente había sido contactado por Taneda para que explicara la situación. En conclusión, Dazai debía ser apartado temporalmente por asuntos gubernamentales, ya que ahora todos sabían o creían que él era quien había regresado a la mafia. Taneda lo entendía, pero los demás, a pesar de confiar en él, no comprendían cómo alguien sin habilidades había enviado a un joven tan peligroso. La mafia estaba tomando caminos peligrosos y hacerse visible pondría en evidencia el pasado que Dazai había borrado. Si veían al otro castaño, se armaría un lío que lo pondría en peligro. El presidente accedió para protegerlo, además de que notó que esto podría complicarse para él y no quería exponerlo, así que le ordenó, básicamente, y a pesar de sus sorpresivas quejas, que no ayudara directamente en el caso.