01

430 48 8
                                    

—Ahh~¡Oh su alteza! por favor siga— el joven de hebras rubias gemia ante el placer producido por su amante, los gemidos de la pareja inundaba la habitación.

—¡Oh!, te haz vuelto codicioso mi pequeño zorro — la chica de cabellera dorada respondía de forma entrecortada mientras daba saltos sobre el miembro del joven rubio.

— ¡Ah!, Se siente tan bien, me encanta como su interior me aprieta su alteza ¡Ah!, por favor no pare— respondía entre gemidos el joven.

—¡Oh cariño!— dio un gemido alto— Te haré llegar al limite —dijo en un susurro sobre el oído de rubio, logrando qué este, se excitace aún más.

Los movimientos de la chica comenzaron a hacerse más rápidos, haciendo qué el miembro del chico entraste y saliese de su interior provocando un gran placer en ambos amantes.

—¡Oh Raine! Creo que estoy apunto de llegar— el hablar del chico era un desastre en esos momentos, no se podia entender lo que decía de lo agitado qué sé encontraba y de lo agitadas y entrecortada qué sonaban sus palabras.

Raine lo observaba, se veía tan bien, los ojos vendados con aquel listón de seda rojo, ambos brazos atados por las muñecas a la cama por una tela roja, Su cuerpo desnudo y lleno de chupetones qué ella misma había dejado, diablos, se sentía tan bien tenerlo debajo suyo.

Continúo con sus movimientos, acelerando aun más, sí es que eso era posible, sintiendo como es que, ella misma llegaba a su límite, el ansiado orgasmo estaba cerca para ambos, el cual, acabo de unos minutos, y unas embestidas más llego como un dulce paraiso para ambos amantes.

La chica procedió a remover la tela qué cubría los ojos de su amante dejando al desvelo unos hermosos ojos ámbar, aquellos ojos ámbar qué ella tanto amaba, se miraron por unos momentos, disfrutando el momento, disfrutando la mezcla de amor, deseo y lujuria qué ocupaba los ojos de cada uno.

Rompiendo el silencio el joven hablo

—Su Alteza, es muy cruel conmigo, privar a los ojos de este humilde servidor, de poder deleitarse de las expresiones qué forma su rostro, de los agraciados y elegantes movimientos de su escultural cuerpo ¿no cree que es algo cruel? — los halagos en conjunto con la pregunta lograron sacarle unas risillas a Raine.

—Oh mi lindo Raymond, tienes razón, solo por esta vez... — acerco su mano izquierda al respaldar de su cama, justo donde estaban las ataduras de seda qué contenian al joven rubio, para desatarlas y dejar libres las inquietas manos de él— te dejaré tomar el control.

El joven Amber sintió un extacis de emoción y lujuria mezclados, convencer a su pareja de dejarle tomar el control era algo casi imposible, aún así, era algo que siempre le gusto de ella, le gustaba como lo hacía sentir, le gustaba como Raine lo hacía sentir, dios, lo hacía querer arrodillarse ante ella,  sí Raine le diera un golpe, no se enfadara, es más se sentiría grandioso qué lo hiciese, sí ella le pisara la cara le estaría honrado, sí le pidiese qué besara su pies lo haría, por que le encantaba aquello de Raine, por que amaba todo de ella.

—Oh~ mi dulce princesa, la haré llegar al cielo.—Musito de forma coqueta y melosa, de forma seductora.

—Oh mi dulce Raymond, no tengo dudas de que me harás llegar al paraíso—hablo ella de forma dulce— Pero debemos hecerlo rápido, la reunión es dentro de una hora y mi hermano solicita qué los dos estemos presentes.

—No te preocupes amor mío—sonrió de una forma coqueta hacia Raine— Tu sabes que yo hago bien mi trabajo. —dicho esto coloco su cuerpo encima de cuerpo del la joven rubia y entro en ella de una sola estocada.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 28 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝗚𝗢𝗟𝗗𝗘𝗡 𝗟𝗢𝗩𝗘 ▬▬▬▬ 𝑱𝒂𝒅𝒆 𝑴𝒆𝒍𝒅𝒆𝒂/𝑹𝒂𝒚𝒎𝒐𝒏𝒅 𝑨𝒎𝒃𝒆𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora