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Desde el momento en que conocí a Max , supe que había algo especial en él. Su sonrisa contagiosa, su pasión por las carreras y su increíble habilidad en la pista me cautivaron desde el principio. Nosotros dos éramos inseparables, una pareja que parecía destinada a conquistar el mundo juntos. Y, para mi fortuna, mi padre, Christian, también lo veía así.
Max y yo éramos una linda pareja, eso no podía negarse. Nos apoyábamos mutuamente en todo momento, tanto dentro como fuera de las pistas. La prensa nos adoraba, los aficionados nos idolatraban, éramos la pareja ideal de la Fórmula 1. Sin embargo, todo eso cambió cuando los celos comenzaron a consumir a Max.

Al principio, los celos de Max eran apenas perceptibles. Pequeños comentarios sarcásticos sobre otros pilotos que se acercaban demasiado a mí, miradas de desconfianza cuando hablaba con algún miembro del equipo. Yo intentaba calmar sus preocupaciones, asegurándole una y otra vez que solo tenía ojos para él. Pero nada parecía ser suficiente para apaciguar su creciente inseguridad.

Con el tiempo, los celos de Max se convirtieron en una tormenta incontrolable. Comenzó a cuestionar cada movimiento que hacía, cada palabra que decía. Las discusiones se volvieron más frecuentes y más intensas. Ya no éramos esa pareja feliz que todos admiraban, éramos dos extraños atrapados en un ciclo de desconfianza y resentimiento.

Mi corazón se rompía cada vez que veía cómo la persona que amaba se consumía por los celos. Intenté hablar con él, intenté hacerle ver que sus miedos eran infundados, pero nada parecía llegar a su corazón. Max se había vuelto un prisionero de sus propias inseguridades, y yo me sentía atrapada a su lado, incapaz de encontrar una salida.


Flashback:

Estábamos en el paddock después de una emocionante carrera. El ambiente debería haber sido de celebración, pero en cambio, la tensión flotaba en el aire como una nube oscura. Max y yo caminábamos juntos hacia nuestro motorhome, pero su rostro estaba ensombrecido por una expresión que yo conocía demasiado bien: celos.

- (con la mandíbula tensa y la mirada fija en el suelo) ¿Qué estabas hablando con Daniel Ricciardo?-

- Solo estábamos hablando sobre la carrera. No hay nada de qué preocuparse, Max-

- ¿Qué te dijo? ¿Por qué estabas tan cerca de él?-

- Max, por favor, no empieces con esto de nuevo. Daniel es mi amigo, eso es todo-

- ¿Y desde cuándo eres tan cercana a tus "amigos" en el paddock?-

La tensión entre nosotros era palpable, y podía sentir cómo la ira de Max crecía con cada palabra que pronunciaba. Intenté explicarle una vez más que no había nada entre Daniel y yo más que una amistad, pero él se negaba a escuchar razón.

- Max, esto es ridículo. No puedo creer que estés celoso de Daniel, ¡es absurdo!-

- ¡Absurdo es que estés tan ciega como para no darte cuenta de lo que está pasando aquí! ¡No puedo soportar verte hablando con otros pilotos como si nada!-

Sus palabras resonaron en el aire como un golpe directo a mi corazón. La mirada de Max estaba llena de una mezcla de rabia y dolor, y me di cuenta de que no importaba cuánto intentara tranquilizarlo, sus celos seguirían destrozando nuestra relación.

- No puedo hacer esto más, Max. No puedo vivir en medio de tus celos enfermizos.-

Con esas palabras, di la vuelta y me alejé, dejando a Max 

FIN DE FLASHBACK

Finalmente, llegó el día en que tuve que enfrentar la dolorosa verdad: nuestra relación no podía seguir así. A pesar de todo el amor que aún sentía por Max, sabía que no podía seguir viviendo en medio de sus celos enfermizos. Con el corazón roto, tomé la difícil decisión de poner fin a nuestra relación.

All I Ask - Max Verstappen-+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora