𝖕𝖗𝖔́𝖑𝖔𝖌𝖔

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PRÓLOGO

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PRÓLOGO.
esgrima

°

—Greta, termine mis tareas, ¿Puedo salir una hora, por favor? —le rogué a la cuidadora de los Fritzenwalden.

—No, Señorita Grimaldo, quedarse en casa, porque usted y niños salir a campo, órdenes de la Señora Federica —rodeé los ojos, sin querer hacer una escena de esto.

—No me opongo al día de campo, Greta. Te prometo que solo es una hora, después regreso aquí para irme con ustedes. Lo juro —insistí.

—Nein, nein, Señorita Grimaldo, usted no ir a ninguna parte, quedarse en casa —cuando Greta se dio la media vuelta le saqué la lengua.

—¿Qué sucede, Neru? —preguntó Nico, bajando las escaleras con Maia.

—El día de campo es lo que sucede —hablé enojada, cruzándome de brazos—, pero que no fuera Franco, porque él está jugando tenis y pasándosela bien en quien sabe dónde.

—¿Ves, Nico? No soy la única en esta casa que no soporta los privilegios de Franquito —exclamó Maia enojada, a lo que yo concorde.

—Franco está en un torneo de tenis, no se comparen con él —Maia y yo nos miramos estupefactas.

—¿Los hombres de esta familia son todos unos idiotas? —pregunté a Maia, ignorando a Nico—. No sé cómo los soportas, Maia.

—Dímelo tú, creciste con ellos.

Cuando estábamos bajando las escaleras de la mansión, Tomás paso con su patín a toda velocidad, siendo perseguido por Martín, tirándonos a los tres al suelo, comenzando una pequeña pelea con los menores por quitarles el patín.

—¡Silencia! —exclamó Greta—. ¿Qué es esto? ¿Maratón de Múnich? Vamos, subir para automóvil y partir inmediatamente para campo —había algunas veces donde no le entendía a Greta por su mal pronunciación del castellano.

—Por favor, Greta, te prometo que solo es una hora, no tardaré nada —le rogué juntando mis manos y haciendo ojitos de cachorrito.

—Nein, Señorito Grimalda, hablar alemán con Señor Federica en este momento —no pude evitar hacer un berrinche, golpeando el aire y dando pisotones en el suelo.

—¿Por qué es así? Yo lo único que quiero es salir una hora y volver —expresé con frustración.

—Vas a tener que bancártela, Neru. Porque mañana llega el carcelero mayor y se pudre todo —tenía razón, Federico de un tiempo acá se había vuelto un verdadero Nazi.

—¿Quieres salir a ver a ese esgrimista, verdad? —preguntó pícara Maia.

—¿Por qué? ¿Qué tienes planeado? —cuestioné con curiosidad.

sunflower ↯ floricientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora