02|Cantante Callejera

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CAPÍTULO DOS

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CAPÍTULO DOS.
cantante callejera

°

—¿Puedes detenerte, Neru?

Estábamos en la sala de espera del hospital, esperando a que Antoine regresará con noticias sobre el estado de salud de Greta.

Nicolás estaba sentado, mientras que yo estaba caminando de un lado para otro, mordiéndome las uñas, rezándole a mis angelitos para que todo saliera bien.

—Ya se tardó Antoine —miré mi reloj—. Ya pasó más de media hora y aún no sabemos absolutamente nada del estado de salud de Greta.

—Se está tardando, porque está hablando con el médico, ahora vení y sentate aquí conmigo —me apunto el asiento vacío junto a él.

—Nico, si algo le pasa a Greta yo me muero —hablé preocupada, tomando asiento a su lado, pegando mi cabeza en su hombro.

—Todo va a salir bien, Neru —me abrazo, acomodando mi cabeza en su pecho.

Estuvimos esperando unos minutos más en la misma posición, hasta que a lo lejos reconocí la silueta de Antoine, provocando que me levantará de golpe, corriendo en su dirección.

—¿Cómo está Greta? ¿Está bien? ¿Necesita un trasplante de sangre? Soy donadora universal, seguramente le puede servir...

—Tranquila, Señorita Neruda —me tranquilizó, tomándome de los hombros—. La Señora Greta solo tuvo un ataque de presión, pero está mucho mejor —sus palabras me regresaron la tranquilidad—. Se queda aquí hasta mañana, en observación.

—¿Me lo estás diciendo en serio? —pregunté llevándome las manos a la boca de la emoción—. ¿Está despierta? ¿Puedo ir a verla?

—Si, pero tenga mucho cuidado con lo que hace o dice, el médico fue bastante claro, tiene que estar en reposo absoluto —asentí, corriendo a la habitación de Greta.

—Permiso — hablé, abriendo la puerta, para anunciar mi llegada—. ¿Puedo pasar?

—Pichona, Neruda —por el tono de voz de Greta, podía intuir que estaba contenta de escucharme—. ¿Viniste a verme?

—¿Por qué otra cosa vendría, Greta? —me acerqué a su cama, tomándola de la mano—. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Qué te dijo el médico?

—Mi presión alta, pero yo estar mucho mejor —asentí, dejándole un beso en su mano—. ¿Qué pasó, mi pichona?

—Nada, Greta. Me alegra que estés bien —me rodeó con sus brazos, formando un abrazo—. Perdón por el mal momento que te hizo pasar Maia, asumo totalmente la responsabilidad —por supuesto que no dejaría que castigarán a Maia por mi culpa—. Yo quería ir al Club a practicar esgrima y Maia se ofreció a ganar tiempo para que fuera.

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⏰ Última actualización: Oct 05 ⏰

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