¿Pensabas en mí?.
Cuando el camino a casa se volvió efímero, yo pensé en ti.
El aire se congelo, los pagaros dejaron de volar y el eclipse estaba en su punto máximo en el cielo alto.Los carros dejaron de pasar, las llamadas se cortaron y tu nombre dejó de sonar en las calles.
Pensé en ti cuando la lluvia cayó tan intensa, casi sentí la empatía del cielo desahogandose por mí, sentí el ahogo en mis pulmones liberarse tan sutilmente que no fuí capaz de darme cuenta hasta que el ardor en mi nuca desapareció.
El tiempo se detuvo, el cielo se caía y la tierra parecía tan inestable, me sentí en el fango, huyendo del lodo, incapaz de escapar.
“Si esto es tiempo, y el tiempo no es distancia, entonces, ¿Porqué tratas de correr para salir de este momento?.”
Fueron las palabras sabias de un árbol al verme impaciente por salir de la tormenta... Quizás debí prestarle más atención, antes de caer en un charco de lodo y sentir que me inundaba.“No puedo seguir aquí, se siente mal, estoy mal!” respondí desesperado, pataleando en un intento vago de no sumergirme más en la nueva situación caótica en la que había caído.
“Pero no porque corras más rápido lograrás salir de aquí, tu desesperación y angustia no harán nada más que hacerte pasarla peor. Está es una tormenta, no hay un lugar donde puedas esconderte, no hay manera de huir, pero quizás si te sientas y esperas pacientemente el cielo se despeje algún día.”
¿De qué hablaba ese viejo árbol?, ¿Porqué insistía tanto en que no había salida?, si anteriormente había logrado salir de la lluvia corriendo rápidamente, ¿Estaba mintiendome?.
Un día dejé de moverme, dejé de intentar un mejor tiempo, dejé de esperar, el dolor era tan profundo que solo me rendí, mis manos dejaron de moverse, mi cabeza dejó de pensar y solo me quedé quieto, hundido en el lodo, apreciando la nada.
El árbol por fin había dejado de hablar, dejándome solo en la oscuridad marrón, tan solo como nunca pensé que estaría...
Pasaron las horas, los días, las semanas y entonces.. el lodo comenzó a irse, ya no estaba atrapado, la misma lluvia que antes me atacaba ahora limpiaba mi piel, me había sacado de aquél infierno.
Parecía que el cielo me sonreía y entonces enmedio de un día frío donde me sentía morir de hipotermia, la vida me regaló un rayo de sol, donde pude secarme y calentarme antes de comenzar a sanar.Es de noche, estoy bajo este mismo árbol viejo que nunca volvió a hablar, ¿Será que me escucha?, me gustaría que supiera que finalmente entendí sus palabras que algún día parecían no tener un sentido.