Eran las ocho de la mañana. Los cereales sabían a mierda y llovía mucho. Menuda forma de empezar el día. Desayunaba sola, pero ya me estaba empezando a acostumbrar a ello. Papá y mamá estaban de viaje, para variar. A pesar del tiempo que hacía, pensaba que iba a tener un día normal, pero nunca me imaginé lo que acabaría pasando.
Me terminé mis chocofrosties de oro. ¡Como adoro ser rica! Pero que quede entre nosotros. Sin embargo, no era algo de lo que me gustara hablar demasiado. Pero eso es otro tema.
Volviendo a mi día. Me vestí con el uniforme de mi instituto, el Wooden High School. Un colegio bastante normalito, o bueno, el único que había en 27 kilómetros a la redonda. Menos mal que tenía tres horas seguidas de francés, aunque no era mi asignatura favorita, me daba igual, o como se dice en francés “je m’appelle Barbara.” ¿Se decía así? Realmente nunca me importó, pero se lo preguntaría a mi profesor Fran Txuten.
Cogí mi mochila y el paraguas rosa de mamá, me senté en la puerta. Mina siempre tardaba en llegar para ir juntas a clase. Su madre no la podía llevar. Yo tenía un Ferrari aparcado en el garaje, pero no quería que Mina averiguase sobre mi riqueza, prefería que nuestra amistad se basase en otras cosas.
Por fin, la lenta de mi amiga llegó.
-¿Preparada para el primer día de clase? - Me preguntó Mina nada más llegó a mi puerta.
- Nací preparada. - Contesté con una mirada triunfante. - Como se diría en francés: andiamo. Como diría Fran Txuten: etorri.
- Creo que así no era… - Contestó Mina con una sonrisa incómoda. Me encogí de hombros y empecé a caminar. Mina me siguió.
Llegamos al Wooden High School. El director, Donko Jones, recibía a los alumnos con una sonrisa. Mina resopló.
- Mucho sonríe este… No me da buena espina.
- Es el director, tiene que dar buena imagen ¿No? - Contesté.
- Supongo que sí, pero no me gusta…
Entre todo el estruendo de los estudiantes ansiosos por perder su día en las aulas, se escuchó el rugido de lo que pareció una bestia. Pero al girarnos vimos a una persona encima de una moto. El misterioso conductor se quitó el casco lentamente y dejó ver su rostro, y su paquete, la persona que iba detrás me llamó mucho la atención. Que su paquete también ¿Sabéis? Pero eso es otro tema.
Mina y yo nos quedamos mirando fijamente, mojándonos por la lluvía, que parecía caer más ahora que habían llegado esos dos.
- Ahí está el que faltaba. Nuestro alumno de intercambio, directo desde Bosnia y Herzegovina. Por eso parece que llega el último… - Gritó el director para que el misterioso motorista lo escuchara.
- Vamos no me jodas… - Dijo Mina en voz baja.
- Se ha elegido a una alumna para que le haga un pequeño recorrido por el instituto. La cual es Tina - Acabó por decir el director. - El resto, todos a clase.
- ¿Es joda? - Dije yo.
- Quiero después me lo cuentes todo - Me dijo Mina mientras entraba hacia el instituto corriendo para no mojarse más.
Tras eso, la alumna irritante número 42 dijo algo que ni me molesté en escuchar pero yo educadamente le dije “que si, que te calles” y me acerque a ver esos bombones en cuero, mientras me seguía mojando.
Me acerqué al sexy motorista con ojos de gata bajo la lluvia, como diría mi ganadora de OT favorita, Naiaramusica. Le miré fijamente y él me devolvió la mirada. No sé por qué me temblaron las piernas. El sexy motorista me analizó de arriba abajo y dijo:
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Una vida en Wooden Spoon con mi novio adolescente vampiro
ChickLitMe llamo Tina. Esta es mi historia y créeme, no estás preparada para lo que estás a punto de leer. Esta es la historia con mi novio adolescente vampiro.