Una Luna de Amor

Capítulo 1: Destellos en la Noche

El viento susurraba entre los árboles, llevando consigo el aroma fresco de la noche y el eco lejano de melodías nocturnas. En el pequeño pueblo de Lunaluz, donde las casas de techo rojo se alineaban como guardianes silenciosos, una figura solitaria caminaba por las calles adoquinadas, su silueta recortada contra el resplandor plateado de la Luna.

Era él, Gabriel, el soñador eterno con un libro en una mano y los ojos perdidos en el firmamento estrellado. Sus pasos lo llevaron hacia el parque, un oasis de tranquilidad en medio del bullicio cotidiano. Se sentó en un banco de madera, dejando que la brisa acariciara su rostro mientras las palabras de su último poema bailaban en su mente.

Mientras tanto, en el otro extremo del parque, una luz titilante captó su atención. Era ella, Luna, la bailarina misteriosa que siempre parecía escapar de las sombras de la noche. Con un vestido blanco como la nieve y cabello oscuro que fluía como la seda, Luna giraba en círculos bajo la luz de un farol, como si danzara con las estrellas mismas.

Gabriel se quedó hipnotizado por su gracia, observando cada movimiento como si fuera una sinfonía de emociones. La Luna llena arrojaba destellos plateados sobre su piel, creando un aura mágica a su alrededor. Por un instante, el tiempo pareció detenerse mientras el universo entero se convertía en testigo de su danza.

El encuentro fue breve pero suficiente para que sus miradas se cruzaran en un destello de complicidad. Sin palabras, entendieron que algo especial había nacido en esa noche encantada. Gabriel guardó su libro con una sonrisa en los labios, mientras Luna se desvanecía en la oscuridad como un sueño fugaz.

Así comenzó la historia de Gabriel y Luna, un encuentro fortuito bajo el manto estrellado que cambiaría sus vidas para siempre. Sus corazones, ahora conectados por hilos invisibles de destino, anhelaban el amanecer de un nuevo capítulo en su historia de amor.