Dia 1. Encuentro de película - Katya x Saga
Katya iba por los pasillos desiertos de los coliseos de entrenamiento sintiendo que el corazón le estallaría en cualquier momento. No podía esperar más para verlo. Más que nada en el mundo, deseaba aferrarse a su cuello sintiendo su aroma varonil, sumergirse en sus profundos ojos azules y que él la estrechara contra sí con la misma intensidad y urgencia que ella sentía.
Aquel día no solo era perfecto por el excelente clima que los rodeaba, sino porque Katya se sentía plena como nunca antes en su vida; se encontraría con aquel hombre maravilloso quien era capaz de iluminar la sala con su sola presencia, el tono de su voz hacía erizar los vellos de su piel así como hacer que su corazón se acelerará al punto de la explosión. Saga era una visión salida de la creación de los dioses.
Y ese día ella le confesaría sus sentimientos. Ese encuentro luego de un tiempo de no verse, pues ella debía atender otras cosas relacionadas al colegio, es que aprovecharía la oportunidad.
Nada estropearía ese momento.
Fue así que sucedió. El santo de géminis luciendo la túnica ceremonial y su mejor aspecto, se presentó delante de ella en el sitio acordado. Katya no podía creer la imagen que sus ojos veían: la sonrisa de Saga no tenía comparación así como el aura que lo rodeaba, parecía resplandecer como si estuviera rodeado por un halo dorado opacando todo a su alrededor con un resplandor majestuoso.
—Saga... —los ojos de la chica se abrieron mirando al hombre frente a ella dedicando su mejor sonrisa mientras extendía sus brazos para correr hacía él y estrecharlo fuertemente— ¡Saga, escucha lo que tengo que decirte... Yo... yo!
Katya despertó poco antes del amanecer abriendo los ojos con dificultad pues la luz exterior se filtraba con fuerza por la ventana de su habitación. La chica lanzó un largo suspiro sintiéndose triste ya que aquel gran reencuentro solo había sido un sueño vívido.
El mejor sueño que había tenido en años.
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Día 1. Acurrucarse en el frio - Minos x Hyoga
Las dunas perfectas de Siberia se alzaban majestuosas ante los ojos del cisne Hyoga quien observaba el aurora boreal desplegarse con su lazo multicolor por encima de su cabeza. El rubio metió las manos en los bolsillos por un momento antes de volver a su cabaña pues la corriente helada no le permitía seguir fuera de su hogar.
Al regresar a la cabaña, Hyoga se topo con un detalle extraño: la luz del hogar estaba encendida no recordando haberlo dejado asi antes de salir.
—Un intruso... —el cisne apresuró el paso asustado ante tal invasión de su propiedad.
Apenas cruzó la puerta observó al espectro no invitado quien estaba inclinado frente a la chimenea. Minos estaba reclinado sobre el hogar mirando fijamente las llamas arder delante de él, su cabello plateado y lacio caía por un lado mostrando una actitud reflexiva.
—¿Qué haces aqui? —el caballero de bronce lo observó con desagrado, de todas las personas en el planeta, él era a quien menos deseaba ver.
—Tu hogar es acogedor, ¿sabes? —el juez se enderezó dedicando una mirada traviesa al caballero de bronce que le lanzaba una mirada dura e inflexible.
—¡Márchate Minos!
—Vaya, qué pésimo anfitrión eres. ¿Así recibes a tus visitantes? —sus comentarios mordaces no alteraron al rubio en absoluto pues este permanecía tal cual sin cambiar las expresiones de su rostro siquiera.
—Dime, ¿qué haces aquí?
—Solo pase a visitarte. Jamás había estado en Siberia y me sorprende lo fría que es así que encendí la chimenea.
—Asi que crees que Siberia es fría, seguramente el Cocytos debe ser como una soleada playa —respondió irónico el cisne.
—Que graciosito. Jamás pongo un pie en Cocytos, para eso tengo a Radamanthys y su gente. Y bien... ¿no me ofrecerás nada de beber, un café al menos? —Minos se puso cómodo en el sofá más cercano escuchando como Hyoga lanzaba un largo suspiro de cansancio.
¿Qué hacía Minos en Siberia exactamente? A Hyoga le resultaba demasiado extraña esa visita inesperada.
—Deseaba salir de casa y alejarme de todo y todos por un rato —dijo el espectro de pronto, como si leyera los pensamientos del rubio—. Pensé en pasar un momento agradable con alguien y fuiste el primero que me vino a la cabeza.
—Si claro, como digas.
El rubio lo observó acercarse aún más al calor del hogar encendido comprendiendo que aquella visita no era lo que Minos había esperado. No parecía estar acostumbrado al infame frio de la tundra por lo visto. El chico llevo dos tazas con café caliente tomando asiento al lado del juez.
—Veo que no estás acostumbrado a este clima helado, ¿no es asi?
—Tienes razón, creí que el clima sería más agradable.
Ambos bebieron un poco en silencio escuchando como el viento helado azotaba la puerta y las ventanas de la cabaña. Poco a poco, Minos se aproximaba más al cisne hasta que las ropas de ambos se rozaron, ambos continuaban en silencio mirando el fuego arder delante de ambos.
—Espera...
Hyoga fue a la habitación rápidamente llevando consigo dos mantas abrigadoras entregando una al recién llegado.
—Asi que solo viniste porque estabas harto de trabajar en el Inframundo.
—Si —respondió el juez sin más—. Como tengo la autorización para ir a cualquier parte del mundo, es que te busqué con el cosmos y di contigo en esta tierra lejana y helada. Creí que sería agradable charlar un rato.
—Ya veo y bien, ¿de qué quieres charlar?
—De nada en particular. Asi que háblame de lo que gustes.
Se quedaron uno al lado del otro el resto de la noche hablando muy poco en realidad, las palabras no eran necesarias en esos momentos. El ambiente era hogareño y familiar no sintiendo la necesidad de alterarlo con alguna riña innecesaria.
Hyoga despertó a la mañana siguiente en su cama percatándose de la ausencia de Minos a su lado. No había ido a charlar exactamente pues ambos terminaron en la cama inevitablemente.
—Vaya... —lanzo un suspiro levantándose en el acto buscando sus ropas disponiéndose a iniciar el día.
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Rarepair Week 2024
FanfictionComo el nombre lo indica, estos son los aportes para el evento del año 2024. En cada relato está especificado el prompt y el ship. Gracias por leer.