capítulo único

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La maldad en él era abundante, pero no tanto como su verga.

...

Fue en ese día que lo obligaron a dejar todo. Todo lo que conocía, todo lo que quería, todo lo que disfrutaba.
Todo dejado de lado porque no podía negarse a ir, ¿se quejaba? no necesariamente, él era feliz sabiendo que era el mejor médico en Corea del Sur, pero no podía negar que le generaba molestia abandonar todo solo para salvar al primer ministro de Corea del Norte: Kim Jong-un.
Podría negarse, pero ¿qué tan tranquilo podría vivir con la amenaza de una guerra?

Abordó el avión en los últimos segundos posibles, respiró profundo y más que aceptar, se resigno a la idea que su vida cambiará a partir de ahora.

El viaje se sintió inevitablemente largo, ni siquiera recordaba una cirugía que le hubiera requerido tanto tiempo.

Finalmente llegó y se instaló, bajó al cuarto principal del hotel en el que estaba únicamente para escuchar las reglas de ese país.
"Prohibido salir después de las 8 pm, prohibido llamadas telefónicas no supervisadas, prohibido cantar, prohibido bailar,..." Prohibido disfrutar la vida básicamente. No importa, no se quedaría mucho tiempo, unos meses serían suficientes, o eso esperaba. Terminando de escuchar las reglas regresó a su habitación con la indicación de que al día siguiente comenzarían las revisiones.

Se recostó y sin darse cuenta se había quedado dormido, al abrir los ojos el reloj marcaba las 2 am,  una hora que le pareció razonable para romper la primer regla "no salir", era su especialidad escabullirse sin que lo notaran, una habilidad de mucha utilidad cuando se es residente de cirugía.

No estaba muy lejos del hotel, cuando algo llamó su atención, caminó unos pasos y detrás de una pequeña construcción lo vio, la persona de la que provenía un sonido tan hermoso, él conocía demasiados cantantes, incluso había tomado clases de canto en algún momento de su vida y aún así nada se acercaba a la magnífica voz que estaba escuchando. Sin darse cuenta suspiró y eso puso en alerta al chico quien lo miró asustado y listo para huir.

- ¡Espera, no te vayas! No diré nada, solo por favor sigue cantando. - Pidió mirando al chico a los ojos, no parecía mayor que él, tenía un pelo azabache corto, ojos brillantes que simulaban los de un ciervo y si te acercabas lo suficiente, un lunar debajo de su labio que a Taehyung le pareció un gran plus. Sí tenía que decirlo el chico era demasiado bonito.

- ¿Quién eres y qué haces aquí?

-  Eso depende, ¿tú quién eres y qué haces aquí?

- ¿Te crees muy gracioso? Nadie debe salir después de las 8

- Eres conciente de eso y sin embargo aquí estás, y no solo saliste, te escuché, estabas cantando y eso tampoco está permitido.

- Bien me atrapaste, pero si yo caigo ambos lo haremos.

- Entonces nos conviene llevarnos bien. Soy Taehyung, mucho gusto, vengo de Corea del Sur, soy médico y básicamente me obligaron a salvar a su gobernante.

- Así que además de ser imprudente, eres médico, son muchas cualidades.

- En efecto y al parecer además de ser bonito eres maleducado, te he dicho mi nombre pero no escuché el tuyo.

- ¿De qué te serviría saberlo?, no creo que nos volvamos a ver.

- Porque si no nos volvemos a ver, tengo que saber a quién buscar.

- Y además atrevido, hay algo más ¿que necesite saber de ti?

- Que soy gay, ¿ya me dirás tu nombre?

- Soy Jungkook, y si en verdad quieres volver a verme búscame en la habitación 109 del hotel en el que estás.

¿Sería correcto? La pregunta estaba de más si Taehyung ya estaba frente a su puerta, eran las 3 am, no era algo que debiera hacer, tampoco ir a la habitación de un total extraño, pero él no podía olvidar esa voz, esa cara, él.
Tocó la puerta a la espera de una respuesta y cuando ésta se abrió lo vio de nuevo.
- ¿Vas a pasar o esperarás que nos descubran?

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⏰ Última actualización: Apr 09, 2024 ⏰

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