8. Ola.

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En aquel atardecer de la playa,
mi mirada perdida esperaba tu llegada.
Aunque la mar suplicaba que eso no pasara,
pues ella sabía que tu presencia encerio me dañaba.

Pero yo permanecía esperando,
no me importaba que me hicieras daño.
Hasta que aquella ola gritó que no debía seguir anhelando,
algo que ya era parte del pasado.

Lagrimas de tinta. - PoemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora