Nuevo Comienzo

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Sentía las miradas de muchos estudiantes observándome por todos lados, ¿Por qué se sorprendían al ver a una chica completamente normal entrando en un instituto totalmente extraño para ella? No lo entendía, seguramente no era la única nueva ahí. Sin darle importancia seguí avanzando por los pasillos tratando de encontrar mi aula dentro de ese edificio que en realidad parecía más laberinto que lo que en realidad era. Pasé más de 15 minutos dando vueltas sin percatarme que pasaba por los mismos lugares hasta que un chico que había estado observándome todo ese tiempo se empezó a reír, gesto que llamó mi atención obligándome a voltear para verlo de forma desconcertada.

-¿Qué te da tanta gracia?

-Creo que no te has dado cuenta que has pasado por aquí 7 veces.

-No es verdad, no te he visto ni una sola vez durante el tiempo que he estado caminando.

Negó con la cabeza y sonrió. -No me digas.... Déjame adivinarlo
¿Te perdiste?.

-En realidad si, ¿Qué clase de instituto es este? Con todos los pasillos iguales es muy confuso saber a donde voy.

-Dese que te vi supuse que eras nueva. -Dijo con una sonrisa.

-Sí, mi nombre es Jane Prescott.

-Myles Devlin, un placer. Es tu día de suerte, llevo un año aquí así que déjame ayudarte ¿En qué carrera inicias?

-Segundo semestre de finanzas.

-¿Es el destino acaso? Quiero decir... ¡Enhorabuena! Vamos a ser compañeros.

Reí mientras me integraba a su lado para empezar a caminar rumbo a nuestra primer clase del día. Durante el trayecto, empezamos a hablar sobre nuestros horarios, me explicó sobre cómo encontrar las aulas, como eran los profesores, todas las carreras que había en ese plantel y las cosas que me recomendaba visitar de ese lugar en mi tiempo libre.
Myles era un chico difícil de olvidar; ojos café intenso, alto, delgado, con facciones marcadas y una sonrisa magnética. Era ese tipo de persona con la que podrías pasar horas hablando de cualquier cosa y no te aburrirías.

Al terminarse la segunda clase, Myles iba a salir del salón ya que tenía tiempo libre hasta dentro de unas horas pero antes de irse se volteó hacia mi con un papel en la mano y me lo dió.

-Toma. Éste es mi número telefónico, ¿Te parece si nos vemos para almorzar cuando termines tu clase?

Sonreí. -Muy bien, gracias.

Tras decir esto tomó su mochila y salió del aula.
Mi última clase de la mañana pasó demasiado rápido, tanto que, me percaté hasta cuando el profesor Wilson agradeció y salió del aula dando como terminada la lesión. Tomé mi teléfono y mientras trataba de llamar a Myles para acordar el lugar donde nos veríamos, choqué con una chica haciendo que sus libros cayeran al suelo. Rápidamente guardé mi teléfono en el bolsillo de mis pantalones y recogí todo para disculparme por lo ocurrido.

-¿Hola?

-Myles, soy Jane ¿Dónde estás?

-En las bancas fuera de la biblioteca.

-Ok, ¿Te veo en 5 minutos?

-Bien, aquí estaré.

Pude reconocer la biblioteca a lo lejos y empecé a caminar hacia allí. Mientras avanzaba observaba todo lo que había a mi alrededor, no me había percatado de lo lindo y grande que era ese lugar. Jardines enormes, el edificio color blanco que hacía contraste con la nieve de enero, una vista increíble a la ciudad y la brisa fresca del viento golpeando levemente en mi cara. Cerré los ojos respirando hondo para que el frío entrara en mis pulmones despejando todos los nervios que sentía, dejándome en un momento de tranquilidad. Duré más de lo esperado por que en ese instante sentí vibrar mi celular, abrí los ojos y vi algunos mensajes de Myles en la pantalla.

Olvidarte no es una opción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora