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Hyunjin se entregaba al placer de cada bocado, dejando que los sabores se deslizaran con elegancia por su paladar mientras el aroma del café llenaba el ambiente con su encantadora fragancia. Mientras tanto, Minho, en medio de una tormenta de pensamientos, jugueteaba ansiosamente con sus dedos, su pierna izquierda marcando un ritmo inquieto de arriba hacia abajo. La tranquilidad de Hyunjin contrastaba con la inquietud de Minho.

— Bebé, ¿por qué no comes? — preguntó HyunJin antes de tomar un pequeño bocado de su croissant.

Minho, aún absorto en sus pensamientos, respondió con una mirada perdida y desconcertada.

— No me llames bebé, Hyunjin —respondió, pero solo recibió una sonrisa juguetona a cambio.

— Vamos, cuéntame qué te sucede, cariño. ¿Estás molesto porque no te complací anoche? —bromeó HyunJin, logrando que Minho se ruborizara aún más. La respuesta de Minho fue un pedazo de pan metido bruscamente en la boca de Hyunjin.

— Cállate, ¿no te das cuenta de que nos están escuchando? —susurró Minho, pero lo suficientemente alto como para que Hyunjin lo entendiera.

Hyunjin observó a su alrededor y se percató de las miradas curiosas de las personas en las mesas cercanas. Era evidente que habían estado escuchando su conversación. Hyunjin asintió en silencio, reconociendo el error.

Después de tragar el pan, Hyunjin decidió abordar el tema con más delicadeza. — Bien, seré más discreto, cariño. — Está vez lo dijo casi en un susurro que iba dirigido exclusivamente para Minho, quien solo rodó los ojos como una señal de que su paciencia se estaba terminando.

El tiempo parecía ralentizarse en esa mañana, un fenómeno poco común en la bulliciosa hora del desayuno en la oficina. Minho, atormentado por pensamientos persistentes, se debatía entre la curiosidad y el temor de descubrir la verdad sobre los supuestos planes de Hyunjin.

Minho seguía sumergido en sus pensamientos, no salía de su cabeza la idea de que HyunJin había salido el fin de semana con un chico y no parecía específicamente una salida amistosa. Podía encontrarle respuesta a sus dudas y preguntarle directamente a HyunJin, después de todo, se tienen la suficiente confianza, pero Lee no se atrevía en lo absoluto a preguntarle directamente a su amigo de cabellos rubios, ¿Qué tal si todo lo que había visto lo había malentendido?, ¿o si sólo estaba alucinando?

El regreso a sus oficinas marcó el comienzo de una conversación cargada de insinuaciones y preguntas indirectas por parte de Minho, quien estaba decidido a descubrir la verdad sobre el chico misterioso que había estado con su amigo.

— Hyunjin, siempre me he preguntado por qué pareces estar tan solitario durante tus días libres —comenzó Minho, abriendo así la puerta a su investigación.

Hyunjin, quien parecía estar caminando tranquilo con sus pensamientos en orden, simplemente se encogió de hombros. No dijo ni una sola palabra, esto dificultaba la investigación de Minho.

— ¿Qué hiciste el fin de semana pasado? Espero que no te la hayas pasado encerrado en casa viendo novelas tristes como siempre —continuó Minho.

Esta vez, una risita salió de la boca de HyunJin.

— Parece que alguien de aquí tiene curiosidad por saber qué hago en mi tiempo libre, ¿Qué quieres amor?, ¿Qué pasemos los fines de semana juntos?, porque si es así, tal vez podría tomarme un tiempo para estar contigo y si quieres... — Iba a continuar con su estupenda narración pero Minho lo interrumpió, una vez más.

— No hyunjin, esos días siempre estoy ocupado con Yinny.

— Yinny, ¿A caso me engañas? — Tocó  su corazón con la palma de su mano, dramatizando el gesto.

— ¿Sabes qué?, olvídalo, algunas veces sueles cansarme con tus bromas. — Finalmente la paciencia de Minho había agotado.

Los pasos de Minho ahora eran más rápidos, comenzó a hacer que su caminata hacia su oficina fuese más rápida. Hyunjin no se quedó atrás y siguió al contrario, esperando no perderlo de su vista. Estuvieron caminando con pasos apresurados durante unos segundos más hasta que finalmente llegaron al oficina de Minho.

— Bien, esta no es tu oficina HyunJin, la tuya queda en la otra esquina, ahora puedes irte. — Ni siquiera miró a HyunJin, simplemente apuntó la salida de su oficina con el dedo índice y tan pronto como terminó de hacer esa acción comenzó a acomodar las hojas que tenía que entregar a su jefe.

Hyunjin, con un gesto coqueto, se aproximó a Minho y lo rodeó con un brazo, sintiendo el latido acelerado de sus corazones sincronizarse en la cercanía de su contacto.
Los ojos de Minho se abrieron ampliamente ante la inesperada acción de Hyunjin, sorprendido por la intensidad del momento.

— Está bien, cariño. Si quieres saber qué hice este fin de semana... Salí con una chica, Felccia, de Italia. Fuimos a cenar y... debo confesar algo. Tal vez me di cuenta de que tú eres quien realmente me gusta, y lo digo en serio. Eres mil veces mejor que ella —terminó con una sonrisa juguetona bailando en sus labios.

La confusión se reflejó en el ceño fruncido de Minho. ¿Por qué Hyunjin había tejido esa mentira tan descarada? Una mujer, podía haberlo jurado desde que ambos cruzaron la puerta del restaurante. Estaba convencido de que Hyunjin había salido con un hombre: joven, de cabellos dorados y una sonrisa encantadora.

— ¿Te gusta... ella? —preguntó Minho, con voz entrecortada por la confusión.

— Digamos que... es complicado. Un beso, en algunas ocasiones, no significa nada, ¿verdad? —respondió Hyunjin, soltando su suave agarre en la cintura de Minho justo antes de despedirse con un beso al aire.

El gesto final de Hyunjin dejó a Minho sumido en un mar de preguntas sin respuesta, mientras el aire se llenaba con el eco de su confesión no dicha y las sombras de un misterio aún sin resolver.

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⏰ Última actualización: Apr 07 ⏰

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