꧁༒☬¿𝓜𝓸𝓶𝓮𝓷𝓽𝓸 𝓭𝓮 𝓬𝓸𝓷𝓯𝓮𝓼𝓪𝓻?☬༒꧂

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Ellos habían pasado las últimas semanas conociéndose mejor, compartiendo risas, confidencias y silencios cómodos que hablaban por sí solos. Cada cita era un paso más en este delicado enredo de sentimientos que ambos sentían pero aún no habían expresado con palabras.

Una noche, el azabache decidió invitar a el hechicero a unas de sus tantas salidas, pero esta seria especial, ya que el oso se habia visto cautivado por Juan. La forma en la que le dedicaba su mirada radiante y como esta lo hacia perderse en un laberinto sin fin, su curiosa forma de ver el mundo, lo sereno que era estar con el y este iba a ser el momento en el que por fin se decidio a confesar sus sentimientos.

Lo llamo y acordaron una hora exacta, a las 8 de la noche lo cual le daba tiempo a preparar todo, la idea era llamarlo y llevarlo a su lugar favorito en la ciudad, un acantilado que ofrecía una vista impresionante de las luces de la ciudad y el cielo estrellado. Preparó una cena sencilla pero deliciosa, con platos que combinaban sabores de su tierra natal y su estilo de cocina, y decoró el espacio con luces cálidas.

Al llegar al lugar, el hechicero se encontró sorprendido por la acogedora cena que Spreen había preparado con tanto cuidado. La mesa estaba adornada con velas, y un suave aroma a comida recién hecha llenaba el aire. El hechicero sintió un nudo en el estómago, una mezcla de nervios y esperanza. Esperaba que esto significara una verdadera cita, ya que hacía semanas que le lanzaba indirectas, dando toques discretos en la palma del oso, abrazos largos y coqueteos, pero nada servía... NADA.

Nunca pensó que sus encantos fallarían sobre ese chico con escasos sentimientos. Cada gesto suyo parecía no ser suficiente, y a veces dudaba si Spreen siquiera los notaba. Recordó las noches en que se quedaban hablando hasta tarde como la vez que lo invito a pasar a su casa, las risas compartidas y los silencios cómodos. A pesar de todo, no había habido ninguna señal clara de que Spreen sintiera lo mismo.

Se sentaron a la mesa y comenzaron a comer, la conversación fluyendo naturalmente, pero Juan sentía un peso en el pecho que no podía ignorar. Cada sonrisa de Spreen, cada mirada furtiva, hacía que su corazón latiera más rápido, pero también le recordaba lo mucho que tenía en juego esa noche.

—La cena está deliciosa, me alegra mucho poder pasar contigo esta noche tan bonita —dijo el hechicero, intentando ocultar su nerviosismo.

—Gracias, me alegra que te guste —respondió Spreen con una sonrisa—. Quería que fuera una noche especial.

El hechicero se quedó en silencio por un momento, observando a Spreen. ¿Podría esta ser la señal que había estado esperando? ¿Podría finalmente haber algo más entre ellos?

Esperaba que no fuera solo producto de su imaginación y que pasara algo entre ambos, porque sus sentimientos estaban disminuyendo y ya no podría soportarlo más. Decidió que si esta noche él no se lo decía, LO HARÍA EL.

— Bueno a que se debe este placer, que un empresario famoso y millonario me haga tal honor como darme una cena VIP?- dijo entre risas 

Spreen saco una botella de vino y empezo a verter el liquido rojo en las copas. Juan sentía que su corazón estaba latiendo con fuerza, los nervios lo carcomian por dentro. Tomó un sorbo de vino, tratando de calmarse, y luego se volvió hacia Spreen.

—Spreen, hay algo que necesito decirte —comenzó, su voz temblando ligeramente.

Spreen lo miró con curiosidad, sus ojos reflejando la luz de las velas.

—Dime, ¿qué pasa? —preguntó, su tono suave y atento.

Antes de que Juan pudiera decir algo, Spreen tomó una profunda respiración y comenzó a hablar.

—Juan, hay algo que he estado queriendo decirte desde hace tiempo —dijo Spreen, su voz temblando ligeramente. Juan lo miró con curiosidad, sus ojos reflejando la luz de las velas.

—Dime, Spreen, ¿qué pasa? —preguntó Juan, su corazón latiendo con fuerza.

Spreen respiró hondo, sintiendo cómo sus nervios se desvanecían poco a poco, reemplazados por una cálida determinación.

—Hace semanas que he estado preparando el momento adecuado para esto. Cada momento contigo ha sido especial, y no puedo seguir guardando esto en silencio. Desde que te conocí, he sentido algo muy fuerte por ti, algo que nunca había sentido antes. Me estoy enamorando de vos, Juan. —Las palabras salieron con una sinceridad y emoción que Juan no pudo ignorar.

Juan se quedó en silencio por un instante, procesando las palabras de Spreen. Luego, una sonrisa suave y genuina se dibujó en su rostro para luego ponerse a llorar

— No porfavor no llores si no sentis lo mismo no pasa nada, capaz solamente yo flasheé pero aunque sea egoista de mi parte por favor no llores, no me odies yo- Dijo Spreen un poco sorprendido y al mismo tiempo triste al ver la reaccion del hechicero.

—Spreen, yo también he sentido lo mismo, tenia muchisimo miedo de que fuera solo yo- dijo Juan para ir lanzado a darle un abrazo al Azabache

Spreen sonrió y acercó su rostro al de Juan, sus labios encontrándose en un beso tierno y lleno de afecto. Se seguieron abrazado bajo las estrellas, sintiendo cómo sus corazones latían al unísono, sabiendo que este era solo el comienzo de su hermosa historia de amor.

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⏰ Última actualización: Jun 08 ⏰

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//☯ᴴᵃʸ ᵗⁱᵉᵐᵖᵒ ᵈᵉ ˢᵒᵇʳᵃ ᵖᵃʳᵃ ᶜᵘʳᵃʳ ☯// ˢᴾᴿᵁᴬᴺDonde viven las historias. Descúbrelo ahora