Through The Fire And Magic || SOUKOKU ||

CAPÍTULO 2: Pequeñas motas en el aire...

Dazai se consideraba una persona demasiado inteligente para su gusto, la mayoría de casos asignados por Mori han terminado con éxito y sin ningún fallo, pero siempre trabajó solo. Pensar en que ahora tendrá una carga en el camino hace todo sea más complicado, él conocía a Akutagawa, podía entregar buenos resultados pero no sabía seguir instrucciones con tal de relucir creyendo que ganará algún tipo de aprobación.

El moreno no mencionó nada mientras lo escoltaban a su casa, tenía que ahora acomodar sus estrategias a un mocoso volátil. Al entrar se dirigió directamente a su armario de libros, algunos estaban en el suelo y otros probablemente en la cocina que pocas veces usaba. Si realmente iba a buscar a los lobos sin el sentido de olfato que esos licántropos poseen al menos puede intentar conjurar el aumento de su olfato, pero no lo creía posible.

Los conjuros no eran realmente tan sencillos, tenían que estar dentro el ámbito de la brujería y la naturaleza sin cambiar su forma de ser. Una vez intentó copiar las habilidades curativas de Odasaku y terminó inconsciente durante tres días, si bien Dazai era considerado uno de los brujos más fuertes aún requería de energía para ciertos conjuros que trataba de hacer siendo guiado por los susurros de los espíritus que lo escogieron. Entonces, recurrió a la fogata que estaba compuesta por energía licántropa y fortalecida con polvo de hada, aún así no salía como esperaba.

Mirando entre sus libros miró el más reciente, escrito por uno de los ancianos de la Port Mafia.

"El Dragón Arahabaki"

Dazai quiso reírse del título pensando en lo bien que se vendería como un cuento en el área de los humanos, cosa que no dudaba que ya se haya hecho. Los humanos se han encargado de esparcir rumores e historias sobre un grande Dragón que atrae a los humanos para comérselos, el moreno realmente no cree que algo como un Dragón estaba merodeando las tierras de Yokohama. Según contaban el Dragón había vuelto para matar y comerse a los habitantes de la isla, lo cual al moreno le parecía ridículo tomando en cuenta que se le describe como una gigante serpiente que obstruye la luz del sol, si eso realmente fuese verdad seguramente habrían visto algo los últimos 10 años, pero no había ninguna prueba más que las palabras de un viejo loco que perdió la cordura hace mucho.

Aun así, levanta el libro del suelo y decide leerlo para poder dormir.

"En el bosque camina sin rumbo buscando un lugar al cuál pertenecer, ¿quién querría una bestia como compañía? Ese gran poder le otorgaba el gran vacío de no pertenecer a ningún lugar. Incluso si su apariencia era fuera de este mundo, ¿valía la pena sabiendo que eres una bestia por dentro? Arahabaki, Arahabaki, Arahabaki... eres desafortunado."

Dazai suelta el libro sintiéndose abrumado, pronto revisa al autor pero solo encuentra dos iniciales "A. R.". No podía evitar sentir que le hablaban a él, quizás el libro estaba tratando de empatizar con lo que eres pensó en un intento de justificar su reacción por un corto verso. El moreno niega con la cabeza y deja caer el libro al suelo con demasiada fuerza, no iba perder el tiempo en historias ridículas.

[...]

Dazai sale de su casa temprano esperando evitar a Akutagawa pero lo encuentra en la salida de la aldea esperando diligentemente con un bolso colgando en su brazo, el solo verlo le dio cansancio que no sabía que tenía. Dazai no había empacado mucho, se llevó el libro más importante y escondido en el fondo del desgastado bolso estaba el cuento. Con una actitud desinteresada camino a las afueras de los límites de los brujos sabiendo el camino donde conectaban con los lobos, frente a ellos se encontraban los senderos ya marcados de una manera en la que no tendrían que salir de los límites.

Llegar al área de los lobos nunca ha sido un placer para Dazai, era bien sabido que por cuestiones de orgullo los lobos detestaban a los brujos quienes les han salvado en varias ocasiones demostrando la diferencia de fuerza e intelecto. Aunque habían excepciones como Lippmann, el hombre realmente parecía desinteresado en ser un lobo, casi parecía desear ser un humano normal. Su comportamiento con los brujos nunca fue condescendiente o hipócrita, era del tipo social que normalmente es agradable.