𝐘𝐮𝐢 𝐊𝐨𝐦𝐨𝐫𝐢, una jóven hermosa, gentil y frágil; ella al conocer a unos misteriosos jóvenes del Reino Sakamaki de Seiland,siente emociones fuertes que no quiera alejarse de ellos, pero ella no sabe que esos encantadores jóvenes 𝐬𝐨𝐧: 𝐕𝐀�...
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-𝐂𝐚𝐬𝐭𝐢𝐥𝐥𝐨 𝐑𝐞𝐚𝐥- 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐒𝐚𝐤𝐚𝐦𝐚𝐤𝐢-𝐒𝐞𝐢𝐥𝐚𝐧𝐝-
𝙶𝚛𝚊𝚍𝚊𝚜.
Al principio se volvieron lentos, luego rápidos. Los pasos de Yui bajaron en aquellas gradas tan rapido que no pudo evitar caerse en el último escalón.
Las lagrimas en aquel rostro pálido cayeron lentamente, ante aquel sucedió. Su cabeza cabizbaja y sus manos resistiendo su peso era una escena nostálgica en 909 d. C. Aquellas flores en aquel año eran gloriosas y muy requeridas, extrañaba aquellas flores en su propio jardín.Su parte afectada era el tobillo que tanto le dolía, que solo lo tocó para verificar la herida. Era una herida leve pero dolorosa.
No sabía cómo logró salir de aquel aposento, ni sabía cómo estaba en aquel lugar, solo era algo inevitable pensar en ello. Sus oídos onisonos escucharon pasos detrás suyo, por instinto se puso de pie y huyó del lugar lo más rápido que pudo.
𝙿𝚊𝚜𝚒𝚕𝚕𝚘𝚜.
Sus pies ya casi no respondian, su respiración era agotadora, y sus manos se cansaban de agarrar el vestido que portaba.
[. . . ]
En un lugar cercano, Ayato Sakamaki. Se inundaba en sus propios pensamientos, con unas ceñas fruncidas y con el torso manchado de sangre de algún desconocido. Sus pasos eran leves y fuertes, a tal punto que daban un sonido de eco en aquel pasillo semi oscuro.
Semi oscuro porque que era reflejado por unas antorchas y la luz de la Luna presente.
-... Tch.
Ayato solo podía maldecir lo que pensaba, pero su rostro era reflejo de todo aquello que le molestaba en su cotidiana vida.
-porque, porque.
Esas palabras eran susurros para la nada, pero sus manos empuñados iban a acabar con aquel silencio, rompiendo una cadena que portaba en su cuello.
-Esa mujer... No puede ser un sueño.
Las palabras más alagadoras y de buen cortejo a una mujer de un tipo como él.
𝐀𝐲𝐚𝐭𝐨 𝐒𝐚𝐤𝐚𝐦𝐚𝐤𝐢, nunca fue un buen joven de apreciar, o un vampiro a quien puedas llamarle "Majestad". Siempre fue el vampiro quien puedas enfrentarte y morir, o por quien puedas darle una jugada y perderías.
Él, a los largos años que tenía de sobreviviencia de vida eterna, nunca fue un vampiro de mucha educación, puesto su Madre era una mujer muy decidida ante todo, eso molestaba a Ayato. Al culminar su siglo de año, nunca logró tener una pareja estable, aparte de que la doncella Akame era un entretenimiento o un simple adversario con quien jugar un momento.
