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Karasu Tabito
La cómoda hacía ruido debajo de ti debido a los feroces empujones de Karasu en tu apretado coño. Piernas abiertas, espalda arqueada, cabeza echada hacia atrás, "Mmmm, esto es mucho mejor, ¿No crees?" te arrulló en el oído, mordiéndote el lóbulo, mientras su polla te devastaba. Sí, le gustabas más cuando te apretabas a su alrededor, pronunciando su nombre entre sollozos en lugar de mover tu boquita para decir tonterías como animar a su oponente. No le importaba que el otro equipo hubiera sido tu favorito durante mucho tiempo. Sólo pensar que se te permitía animarlos era una blasfemia.
Sus manos sostenían con fuerza tus muslos, golpeando su polla en esas paredes de terciopelo tuyas que tanto adoraba, observando cómo tu mente se volvía más tonta con cada una de sus embestidas. ¿Cómo pudiste pensar que podrías gritar el nombre de otro jugador en el campo, cuando su polla estaba jodiendo tu pequeño coño, haciéndote rogarle por más? Enterrándose en las profundidades de tu coño espasmoso, Karasu besó tus labios, su lengua penetró con fuerza tu boca, mientras se corría dentro.
Tu agarre sobre sus hombros se apretó desesperadamente, sintiéndolo morder tu cuello, su polla descansando en tus paredes palpitantes. "Pero ngh- ¡Pero me gustan! ¿Cómo puedo ngh- No apoyarlos, sólo porque eres su rival?" lograste pronunciar a través de tu mente nublada por la lujuria. Karasu levantó los ojos y sus labios besaron la marca que acababa de dejar en tu cuello. Pensó que después de haberte follado durante tres orgasmos, habrías dejado de insistir en el asunto, pero parecía que todavía tenías algo de pelea en ti. Bien, porque él sólo iba a disfrutar aún más de sacar esa estúpida idea de tu pequeña y tonta mente.
"¿De verdad quieres empezar a discutir sobre esto otra vez?" Karasu te desafió. Saliendo, se tomó un momento para maravillarse con su semen mezclado con tus fluidos goteando por tu agujero y tus muslos. Te dio una fuerte bofetada en el coño, haciéndote estremecer, antes de que sus dedos se sumergieran en tus pliegues empapados, acurrucándose para golpear ese punto que te hizo perder la sensación de tus piernas. La satisfacción que obtuvo al verte someterte por completo a su toque fue indescriptible. "Pensé que eras inteligente. ¿Realmente necesito decírtelo?"
Karasu te sacó de la cómoda y te dio la vuelta antes de volver a meter su polla en tu coño. Su mano se envolvió alrededor de tu cuello, obligándote a mirarte en el espejo gimiendo su nombre, rogándole que fuera más duro contigo, tus tetas rebotando, mientras él golpeaba tus caderas contra las suyas, permitiéndole golpear profundamente dentro de ti. "¿De verdad crees que a esta bonita boca tuya se le permite animar a alguien más que a mí?" Te dio una palmada en el trasero, sus oídos se deleitaron con tu gemido quejumbroso, disfrutando de la forma en que tu cuerpo se sacudía. Inclinó su rostro más cerca del tuyo, besando las lágrimas en tus mejillas, su mirada oscura se cruzó con la tuya en el espejo.
