Resbalo y me golpeo contra el suelo, comienzo a rodar cuesta abajo por la pendiente, desciendo dando tumbos hasta que mi cuerpo choca contra una roca que frena mi caída. Por un instante todo se vuelve negro, abro y cierro los ojos, trato de centrar mi visión en el cielo; pero todo se ve cubierto por enormes puntos negros. Al intentar levantarme un agudo dolor sobre mi costilla me lo impide y caigo de rodillas, mi cuerpo se niega a seguir. A lo mejor solo deliro. ¡Una persona en un titán! ¡Eso no tiene sentido!
Cierro los ojos de nuevo, revivo las imágenes de la batalla en mi mente: recuerdo haber clavado mi espada en la nuca del titán, cerca de su punto débil, pero no lo suficiente para asesinarlo; recuerdo que me obligué a saltar por encima de su cuerpo inpulsandome con ayuda del gas de mi equipo, no quería arriesgarme a que sus heridas se regeneraran y lograra levantarse. Mi plan, caer en picada y rematarlo. Y lo habría hecho, lo habría asesinado, de no ser porque una figura emergió a la superficie desde la ubicación de su nuca, ¡justo allí había cabeza, una persona! Escuché el retumbar de unos pasos, quise moverme, evitar el ataque de otro gigante pero al igual que ahora mi cuerpo se negó a reaccionar, en esos momentos solo era consciente de esa figura y lo único que logró sacarme del letargo en el que encontraba, fue el golpe de unas enormes manos que chocaron contra mi cuerpo y me tiraron al suelo. Desde allí todo es confuso: me veo arrastrándome por el suelo, veo el cadáver del titán, ¡¿otro gigante arrodillado junto a él?! Un titán que ni siquiera se molesto en perseguirme cuando devorar humanos es lo único que los mueve.
<<¿Qué demonios había sido eso?>>
Hange solía decir que era muy extraño que el único punto débil de los titanes se ubicara detrás del cuello, justo en el lugar donde se encontraría la médula espinal de un ser humano, intentamos muchas veces estudiar su anatomía para descubrir que había allí, pero cada que heríamos a los titanes en un radio de un metro de ese punto los cuerpos se evaporaban. No puedo parar de pensar que ese es el tamaño promedio de un humano y que esas bestias tienen un absurdo parecido con nosotros. Quizás debí quedarme, buscar respuestas, pero a diferencia de ella no tengo una fascinación loca por los titanes y su origen, ni tampoco soy tan valiente, si estoy en la legión de reconocimiento es solo porque no tengo dónde más ir, la policía militar y las tropas estacionarias nunca fueron una opción. No mientras Bartolomé Muller <<mi padrastro>> controle la mayoría de las divisiones.
Doy un golpe al suelo, se me retuerce el estómago solo de imaginar su sonrisa si no regreso, aún ahora recuerdo su asqueroso aliento contra mi mejilla al visitarme justo antes de salir de las murallas y murmurar a mi oído que: el único lugar donde no me buscaría, sería dentro del estómago de un maldito titán. Después de todo, la legión de reconocimiento contaba con una alta tasa de mortalidad, una vez enlistada solo debía esperar a que muriera durante alguna expedición, de esa forma nadie lo culparía por mi muerte, no habría forma en que arruinara su carrera militar o reclamara la fortuna que por ley pertenece a mi familia.
Aunque me cuesta logro ponerme de pie y comienzo a subir la colina de nueva cuenta, si quería deshacerme de mi lo estaba logrando y maldita sea, no quiero darle ese gusto. Sobreviviré y buscaré la forma de al menos, librar al comandante Smith del constante escrutinio al que se ha visto expuesto desde que Muller descubrió mi paradero, si Hange logra avanzar con las investigaciones la legión no tendrá porqué depender del dinero de ese hombre.
El camino de regreso al bosque de árboles gigantes me parece eterno, lo que me da tiempo a pensar, en los libros de la academia solía haber historias de titanes que regurgitan a sus víctimas cuando sus estómagos se llenaban, quizás aquella figura que vi fue solo un cuerpo que apareció allí como consecuencia de tantos humanos que devoraban los gigantes. En el fondo sé que es solo una jugada de mi mente para evitar llegar a una conclusión, la de esas bestias siendo nosotros mismos.
Salgo de mis pensamientos al distinguir una senda de vapor entre los árboles, el titán sigue allí y su cadáver se ha evaporado casi por completo, no tiene sentido, podría jurar que apenas logré clavar mi espada en su nuca y el proceso de evaporación solo comienza tras morir, al hacer un corte profundo en ese punto. Con más miedos que certezas me acerco a la cabeza del gigante, el calor se vuelve insoportable así que resuelvo cubrir mi cara con la capa de la legión para protegerme y respirar mejor. Al estar bajo el titán saco la única espada que me queda y la clavo sobre su piel.
Tras replantearme esta locura me animo a trepar, ruego a las diosas de las murallas para que no reaccione, pues de hacerlo no hay forma en que pueda salir con vida de aquí. Llego a lo que creo son sus hombros y a tientas busco con ayuda de mi espada sobre la superficie del gigante, a punto estoy de darme por vencida cuando una masa viscosa choca contra la cuchilla; entre cierro los ojos y tan real como antes aparece allí la silueta de una cabeza, remuevo un poco las marañas de cabello que la recubren y logro distinguir el rostro de una chica, está cubierto de sangre, pedazos de carne y pequeños ligamentos que se desprenden desde el cráneo hasta llegar al cadáver del titán. Esto es imposible, sé lo que veo, pero de alguna forma necesito asegurarme; después de todo, ¿cómo se supone? que llegue con la legión y les diga: “ey, que creen, encontré un humano fusionado con un titán”. Mi primer pensamiento es desprender el cuerpo e intentar llevarlo a la base, sin embargo, no puedo asegurar que no se evapore en el proceso. A decir verdad a estas alturas nada tiene sentido, la única certeza con la que cuento es que de demorarme más, el ejército emprenderá su camino de regreso a las murallas y me darán por muerta. Me decido, clavo mi espada cerca del rostro y rebano varios trozos de carne, la tarea se complica debido al vapor que emana el titán con cada estocada. De pronto, de la nada, al clavar la espada por la parte trasera de la cabeza del cadáver, al igual que lo haría al intentar asesinar a un titán el cuerpo comienza a convulsionar. Retrocedo y caigo de espaldas. ¡Ha abierto los ojos!, y no sé como pero ahora su rostro se ha desprendido por completo del titán, sus brazos y parte de su torso emergen como si el gigante lo estuviera expulsando. Me alejo, mis manos buscan a tientas una espada, pero la única que tengo está clavada sobre el cadáver.
¿Y si se está regenerando?, ¿si lo que sigue es que el titán se levante y me ataque?, ¡¿acaso el cadáver frente a mí está... está vivo?! Cada segundo, cada cosa son más preguntas que respuestas, las convulsiones no paran y me aterra la idea de que en cualquier momento el titán vuelva a la vida.
¡Maldición, no tengo tiempo! ¡Debo salir de aquí! Si tiro del cadáver seguro puedo liberarlo, me acerco lo agarro por debajo de sus brazos y comienzo a jalar tan fuerte como puedo, su piel quema al contacto y tras varios intentos logro sacarlo. Lo arrastro hasta el filo del titán y disparo los ganchos de mi equipo para poder bajar, al llegar tiendo al sujeto en el suelo, sigue sin respirar pero sus pupilas se mueven sin control y su pecho se contrae cada tanto como si intentara inhalar. Pasa por mi mente esa misma imágen ilustrada en algún libro de primeros auxilios: sostener su nariz, soplar su boca, presionar su pecho a ritmo de un reloj. Una, dos, tres, cuatro veces. Ni siquiera sé si esto funcionará, solo intento hacer algo, no sé si esta persona esté con vida. No creo que alguien con sus heridas pueda sobrevivir, tiene toda la piel lacerada, al rojo vivo, más desde los lugares en donde asumo estaba fusionada con la del gigante y su temperatura es muy alta, quema tanto como si de un titán se tratara. Estoy a punto de volver a presionar su pecho cuando comienza a hacer arcadas, un líquido viscoso sale de su boca, giro su cabeza al instante para evitar que se atragante y tras varias arcadas que parecen eternas, los espasmos cesan; comienza a respirar.
¡Acabo de sacar a una mujer de un titán... y está viva! ¿Pero por qué una persona termina dentro de un titán? ¡¿Ella era el titán? Si eso es verdad, entonces lo que he estado asesinando todo este tiempo son personas ¿Porque hasta ahora nadie sabía de esto?, ¿acaso alguien podría creer esta historia tan absurda?
Debo concentrar mis ideas, lo primordial ahora es salir con vida de aquí, tiendo mi capa sobre el suelo y coloco el cuerpo de la chica sobre ella, la escucho gemir, sí es capaz de sentir no quiero imaginar el dolor que le causan esas heridas, pero no puedo hacer nada. Justo ahora solo puedo pensar en calmar mis manos, en terminar este nudo, en las pisadas. Las malditas pisadas que se acercan cada vez más.

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Creados para sufrir
FanfictionCinco años han pasado desde el ataque a la muralla María y ahora, un grupo de la legión de reconocimiento se dirige a territorio habitado por los titanes encontrándose en el camino a una chica, quien no recuerda nada acerca de su pasado y que además...