Jardinero

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Desde que me vio pude notar que me reconocía, en el fondo, eso me hace feliz. También noté que, como cuando trabajo sin camiseta y sudoroso, sus ojos me piden a gritos que me la folle. Sé que una chica como ella no está a mi alcance, pero me duele ver un culito tan perfecto tan necesitado. Pobre de ella, sus padres solo le dan acceso al pijo estirado picha floja de Brandon Miller. Vigilaba desde fuera cuando se coló por la ventana y, a juzgar por el tiempo que tardo en salir, sé que no le hizo ni cosquillas.

Si yo tuviera acceso a una chica como ella, la tomaría por horas hasta que suplicara clemencia.

Se supone que solo debía vigilar su sueño, se supone que no debía mirarla, ni ahora, ni cuando trabajo, pero aquí esta ella, delante de mí, acariciando mi paquete y diciéndome que hará cualquier cosa. ¡Joder! Podría tener una probada de esto y nadie se enteraría.

Ejerzo presión sobre sus hombros y la obligo a descender, aún estoy incrédulo de sus deseos a pesar del anhelo que veo en sus ojos, aun creo que estoy soñando, pero si no es real, si esto es una puta utopía, entonces voy a aprovecharla. Pronto la tengo de rodillas esperando impaciente mis próximos movimientos con la respiración agitada. Sus tetas pequeñas suben y bajan a un ritmo casi inhumano. ¿Puede ser cierto? ¿Puede estar así de ansiosa por mí y lo que yo pueda darle?

Me desabrocho el botón, me bajo la cremallera y coloco los pantalones y calzoncillos a la altura de la rodilla. Libero mi polla y la golpeo con ella varias veces en la cara. Jadea y, abre los ojos de par en par al fijarse en mi tamaño y maldigo en mis adentros cuando la escucho tragar con fuerza y veo como se muerde los labios. Seguro que la de su novio no es ni la mitad de impresionante.

Envuelvo su melena castaña en mi mano derecha mientras la dirijo con determinación para que se la meta en la boca. Cuando siento la humedad y la calidez no puedo evitar jadear. ¡Maldita sea! Su lengua es demasiado dulce, apenas ha empezado a saborearme y ya quiero derramarme en su interior.

El placer me recorre en oleadas mientras noto la presión en los huevos debido a lo duro que estoy. Ni en mis mejores sueños creí poder llegar a meter la polla en una boca tan caliente como la de ella. Aumenta el ritmo de sus engullidas por decisión propia cuando ve que me quedo estoico. ¡Joder! Ella quiere devorarme. Miro su linda carita mientras me come la polla de una manera desesperada y, caigo aún más en la cuenta de que ese maldito rubio de bote no se ocupa en absoluto de cuidar a esta niña rica.

El hijo de puta de su padre duerme en esta mansión con el dinero de los desfavorecidos y yo, esta noche, me daré por servido fallándome a su hija mientras él cree que duerme a salvo.

—Eso es, lo haces bien, niña rica.

La cojo con más fuerza del pelo y me hundo en su boca con mas profundidad mientras escucho como lucha por coger aire y se atraganta. Le doy apenas uno par de respiros en los que tose de forma violenta, pero es tan hábil que recupera el ritmo de succión en cuanto vuelvo a meterla en su boca. ¡Maldición! ¿Cómo puede una cosita tan fina y delicada comer una polla de esta manera?

Llevo meses vigilándola a la distancia y, no puedo negar que una chica como ella es capaz de poner duro a cualquiera. Me he corrido jurando su nombre desde la primera vez que vi su cabello castaño, sus tetas pequeñas y su culito respingón y, ahora, estoy aquí luchando por no hacerlo en su boca.

—Ponte de pie. —Le ordeno antes de alejarla de mi polla de forma brusca. Tengo delante de mí la visión más exquisita: el cabello le acaricia la cintura, su piel de porcelana parece brillar en la oscuridad, sus mejillas rojas me enloquecen y ese cuerpo delgado envuelto en un camisón rosa corto, como si fuera una muñeca con la que estoy a punto de jugar. Ese camisón me impide ver su cuerpo desnudo así que pienso arrancarlo enseguida. Saddie me mira expectante y deseosa. He decidido que voy a darle lo que quiere. 

GardenerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora