Capítulo: 1

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Respira profundo Cris. Inhala, 1... 2... 3... exhala, repito el procedimiento pero no siento que me calme, siento como mis ojos se llenan de lágrimas, cierro mis ojos lentamente y vuelvo a respirar.

- Abre los ojos hija... por favor tenemos que enfrentar esto juntos, como la familia que somos- Hago lo que me pide mi padre ¿Cómo la familia que somos? Observo a todos los que están allí, mi dos hermanos y a mis padres- Siempre serás nuestra hija, serás hermana de tus hermanos; nada cambiará lo prometo.

- Lo sé - susurro para mí pero sé que ellos escucharon- y aunque me digan esto sé que son mi familia pero aún así duele.

Me levanto del mueble y me dirijo hacia mi mamá que llora como una magdalena, la abrazo fuerte y ella me corresponde de igual manera.

- Te quiero mami, digan lo que digan yo siempre seré tu hija- le susurro y ella asiente abrazandome más fuerte- Te amo.

Hago un poco de distancia entre las dos, le sonrío y me dirijo hacia donde estan mis hermanos, mi hermana, mi mejor amiga, está allí parada con su cabello caraño de risos sueltos y sus ojos verdes soportando las lágrimas... la abrazo para después soltarla.

- Oye... -le digo intentando reir- esta no será la última vez que nos veamos, despídeme de Jake y de mis sobrinos que no se olviden de mí- Miro a mi hermano, está recostado de la pared con sus manos en los bolsillos - Y a ti... - Me ve de esa forma indiferente con la que él ve- Sé que me extrañarás- bromeo con ély el responde con una carcajada.

- Eso crees tú Cris - Se acerca a mí y me tiende su mano para estrecharla, yo sonrío y lo hago, y el me arrastra a un abrazo de oso, como yo siempre lo molestaba.

- Vamos Joshep... cuando regrese quiero verte casado y con mis sobrinos tienes que dejar de ser un mujeriego- el me empuja y se echa a reir.

- Por favor dejame disfrutar de mi vida- dice con un tono de voz burlona, yo sonrío- Cuidate Cris.

- Papá - lo veo, está tenso y pareciera que envejeció unos cuantos años por lo que pasará hoy, el día que todos de temiamos- ¿Un abrazo para todo este tiempo que no estaré aquí? ...porque sé que volveré- El asiente y yo me dirijo hacia él abrazandolo y le susurró a él- Gracias por darme la familia que tanto quise- mis lágrimas salen de nuevo y ya no piedp frenarlas- Gracias por salvarme hace 11 años... y - comienzo a hipear- Gracias por ser el padre... que nunca tuve e hiciste que tuviera. Te amo papa.

Veo la sala de estar es amplia, cómoda y sin olvidar que se siente el ambiente familiar por todos lados, la extrañaré. Extrañare todo esto, está calidez que nunca encuentré con mi otra familia, la verdadera y la que ya me encontró.

Me dirijo hacia la puerta la abro y alli está esperandome un señor alto y canoso con traje, su semblante es serio pero sé que no es así, aun lo recuerdo huí de esa familia cuando tenía 12 años con la ayuda del señor que está parado delante de mí, aunque era una niña, sabía que no quería permanecer más con ellos y él sabía por lo que me harían pasar y decidió ayudar a una niña y ahora que me han encontrado me obligan a volver.

- Señorita Winston.- simula una sonrisa- Es hora de volver.

- Duarte Richard, me considero de esta familia - camino por delante de él- que continue la pesadilla que deje hace 11 años.

Me subo a la parte trasera del auto sin dejar que Richard llegue a abrirme la puerta, le da la vuelta al auto y se sube al asiento del conductor, miro la casa por la ventana la casa que espero llegar volver a ver con mi familia, en realidad no espero sé que volveré.

Después de un par de horas en auto y otras en avión siempre acompañada por Richard llegamos a una mansión, que solo me traía malos recuerdos, maltratos, obedecer normas para la cual no estoy hecha, soy hija de Alexander Winston Pierce y Llía Moore de Winston, dos monstruos de codicia.

Me encuentro entrando por la gran puerta principal y allí se encuentran esperandome mis padres, presumidos como siempre como su nadie les llega a los talones. Mi madre no ha cambiado nada con su cabello color cobre y sus ojos grises, saque los míos de ella su su cara está casi perfecta si no fuera por las pequeñas arrugas, su vestimenta solo me dice que con lo que gastó en ella se puede comer en un año, al igual que la vestimenta de mi padre; y mi padre su cabello negro igual que el mío, me parezco mucho a los dos... pero en personalidad y color de piel ya que soy morena, soy completamente distinta.

- ¿Qué desean de mí?- digo cortante.

- Eres una malagradecida - Llíae se acerca de uma forma amenazadora- da gracias que hemos perdonado tu estupidez, chiquilla, sigues siendo una arrapienta aunque antes te vestías mejor.

Me mira de arriba a abajo, de una manera despectiva, miro mi atuendo y es normal... es sencillo, un franela nega, encima tengo un suave suéter de color azul, unas botas bajas de forma y de tacón del mismo color que mi suerer y mis jeans negros.

- No Llía, arrapienta es la vidad que ustedes poseen.- ella levanta la mano como si permitiera que me fuera a tocar.

- Llía, no le hagas nada. Sabes que estará aquí por un tiempo y tendrá que acostumbrarse es una Winston -me ve y vuelve la mirada hacia su esposa- fin de la conversación, mañana hablaremos.

Se da la vuelta y comienza a caminar.

- Soy una Duarte - digo fuerte pero el sigue caminando como si no escuchó nada.

La otra serpiente lo sigue y yo me quedo paralizada en el inmenso recibidor con una rabia inmensa, alguien se pone a mi lado sin decir nada, lo veo y el sigue viendo hacia el frente.

Menos mal, que no ha renunciado en todos estos años sino que haría sin él me da apoyo aunque no diga nada.

Esa pequeña niña, asutadiza en la que me había convertido, los maltratos de mi madre por no acatar las normas, por jugar con un perro, los días encerrada en mi habitación por mi padre supuestamente lo hacía por mi bien, pero no... solo lo hacía para no avergonzarlos con cualquier cosa que podría decir, en las fiestas tenía que ser una niña, educada, serena y pedir permiso para hablar hasta que llegó ese día completo.

Era solo una niña pidiendo a través de sus ojos el auxilio que solo Richard pudo leer pero que no podía hacer nada, solo por ser un sirviente, aunque yo siempre vi a ese señor como un amigo, un igual.

Recuerdo que estabamos en una crisis económica y vi a mis padres, en su oficina de la casa hablando con un señor mayor como de unos 60 años intentando vender a su hija por una gran cantidad, que según ese viejo verde me lograría dominar. Es asqueroso vender a su hija por más dinero ¿Quién haría eso? ¡Oh ya recuerdo mis padres! Salí corriendo de allí con tan solo 12 años, huyendo de esa vida tan asquerosa, tropezando umas cuantas veces intentando ocultarme en el inmendo jardín que posee esta mansión.

Richard logró encontrarme media hora después y sin decir nada me alejó de aquí, él sabía lo que habían echo mis padres de alguna manera que nunca supe. Me llevó a un lugar lejos en donde solo habían casas abandonadas y me abrazó.

- Pequeña, tienes que esperar alguien vendrá por ti. Solo confía en mí y escondete aquí- yo asentí primera vez que veía a alguien intentando protegerme aunque fuera dejandome sola.

Y allí fue donde Danielle Duarte llegó y me salvó con sus hijos y esposa, me calmaron llevandome a su casa, tuve dos años con miedo pero ellos lograron quitarmelo con su cariño. Y ahora que veo a mis verdaderos padres me siento como si tuviera de nuevo 12 años.

- Señorita sea valiente- me dice Richard, trayendome de nuevo a la realidad y sin verme- si no puede con el enemigo únete. Pero para ti sería engañalos.

- No sé que hacer Richard.

- Sí, lo sé... Pero recuerde que ya se puede defender- me mira y sonríe- ya no es una niña de 12 años asustadiza.

Le sonrío y asiento, tiene razón es hora Cristal, de continuar con tu antigüa vida.

¡Hola! Espero que el capítulo los llame a leer mi historia, no es copiada.

La hice yo, de mi imaginación, me encanta escribir, denme su apoyo si les gusta. Acepto comentarios, sugerencias, pero mo insulten por fa, todos cometemos errores y aprendemos de ellos.

Dejen sus comentarios.

Bye y besos :*

Ser Fuerte y VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora