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El concierto estaba por comenzar, el escenario estaba listo, las luces, bocinas, micrófonos cada objeto meticulosamente revisado por nuestro vocalista y líder.
Me recargue contra la pared y cruce mis pies. Miraba a mis compañeros. Son chicos fantásticos y bastante atractivos, era genial estar en una banda con ellos. Aúnque en ocasiones sus constantes flirteos con las chicas me hacían rabiar. Igual mi comportamiento no era el más ejemplar.
Colin tomó su guitarra y comenzó afinarla, creo sin equivocarme era la quinta vez, la acariciaba como si fuese la mujer más hermosa del mundo, el deleite que sentía al estar junto a ella era inegable, todas sus facciones me hacían saber lo feliz que lucía al tenerla entre sus manos.
Entonces vi, esa melena rubia que provoca que a cualquiera se le corte la respiración, caminaba con sus baquetas en mano, las cuales agitaba al mismo tiempo que su cabeza, las movia al ritmo de una música que el solo podía escuchar. Tenía su propio concierto mental...
Y mientras tanto.....
Yo me sentía muy ansiosa, no era por ser parte de los Nightmareden, ni si quiera por el encanto y belleza de mis sexys compañeros, era algo más profundo. Sentía que me ahogaba, tenía miedo y frustración. Me había equivocado tantas veces. Atormentada por mis demonios internos con los que constantemente libraba una batalla, sentí la necesidas de tomar un poco de aire.
Así que sin mas, me dirigí a la salida de emergencia. Al abrir las puertas sentí como un aire frío golpeaba mis mejillas. Aspire lo más profundo que pude, mientras dejaba que ese oxigeno viajará por mis pulmones. Sentí como mis músculos se relajaron un poco. Pero no lo suficiente como para no sentir la necesidad de fumarme un cigarillo.
Me senté en un escalón y saque el cigarrillo de mi chaqueta, entonces me di cuenta de que no traía mi encendedor.Ese, que me recordaba a la persona que más me había lastimado en la vida.
Los recuerdos de esas noches tormentosas se agalopaban en mi mente. Mi corazón se estrujaba. Había hecho tantas tonterías y había permitido que me faltaran al respeto. Mire al cielo y mis ojos se llenaron de lágrimas. Eran momentos tan dolorosos. Que agradecía a la vida la oportunidad de estar en este lugar, haciendo lo que más amaba.